Hace poco escuché a una chica decir esto: “lo único que quería hacer mientras cortaban mi cabello era llorar. Y no por el pelo sino por las historias que se iban con él”.
No sé si les ha pasado pero me suelo preguntar: ¿qué impulsa a alguien a cambiar drásticamente la forma en la que lleva su cabello? Me lo he preguntado muchas veces, incluso cuando me lo corto o tiño.
Suele decirse que agendamos un corte de pelo por dos motivos: el primero porque reconocemos que nuestras puntas están muy debilitadas y ya no hay forma de peinarlas ni ocultarlas o porque sucedió algo importante en nuestra vida y necesitamos un corte que marque el inicio o el cierre de una etapa. Teniendo en cuanta la segunda opción podemos asegurar que el pelo es uno de los atributos que más nos definen, físicamente influye para destacar nuestros rasgos faciales y emocionalmente es un elemento que nos permite decirle al mundo quiénes somos sin emitir una palabra. La manera en que cortamos nuestro pelo impacta directamente en nuestras emociones, es una de las cosas que podemos cambiar fácilmente para sentirnos renovados.
Coco Chanel decía: “una mujer que se corta el cabello está a punto de cambiar su vida”.
No sabemos si te pasó alguna vez pero cuando atravesamos por un período de estrés emocional o tristeza profunda tomamos la decisión de cortarnos el cabello. Según los expertos, esta acción significa un cierre de ciclo. Y en ese contexto, cada mechón que se corta significa renovación y ganas de resurgir.
Siguiendo esta afirmación, la estilista Agustina Franco señala que “desde que existimos la importancia de la belleza fue puesta en primer lugar. En especial nosotras las mujeres, que fuimos siempre observadoras, detallistas y por qué no: perceptibles a nuestra apariencia vs estados de ánimos”.
Puede ser que muchas personas vean los cambios de belleza como banales o superficiales, pero “la decisión de ‘mudar’ de look puede venir de grandes movilizaciones interiores a nivel psicológico. Esto es totalmente humano. Según mi propia experiencia como mujer y estilista he logrado percibir sentimientos de autovaloración al verme, luego de una coloración o corte, más a gusto conmigo frente al espejo y luego en mi círculo social”, afirma Agustina.
Para entender mejor; “los cambios son síntomas de que algo va a suceder. En este caso empezar a visualizarse dentro de un plano donde te sentís mejor, a pleno y segura, embellece por decirlo así, la estructura de nuestro ser. Lo veo a diario cuando atiendo en mi local, siento que llegan de una manera y luego se van con las energías renovadas, como más seguras de sí mismas”.
En una oportunidad, una clienta llegó a la peluquería decida a cambiar: “ella tenía un hermoso cabello, largo. Se sentó y me dijo: ‘cortame como varón a máquina’. Yo me cercioré si realmente debía cortarlo, ella insistió. Al terminar la vimos esplendida y no se arrepintió. Después cambió su guardarropas, fue al gimnasio y hoy parece una Barbie”, recordó Agustina.
No hay duda que muchas personas, tanto hombres como mujeres, deciden pasar por tijeras después de un hecho que marca sus vidas porque ven en ello una forma de liberarse.