El 30 de abril de 2011 fallecía en Santos Lugares (provincia de Buenos Aires) el notable ensayista y novelista argentino Ernesto Sabato, 55 días antes de cumplir 100 años.
Su obra narrativa consiste en tres novelas: “El túnel”, “Abaddón el exterminador” y “Sobre héroes y tumbas”, considerada una de las mejores novelas argentinas del siglo XX.
Además, escribió ensayos sobre la condición humana: “Uno y el Universo”, “Hombres y engranajes”, “El escritor y sus fantasmas”, “Apologías y rechazos”, entre otros.
Fue el segundo argentino galardonado con el Premio Miguel de Cervantes (1984), luego de Jorge Luis Borges (1979).
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Por solicitud del presidente Raúl Alfonsín, presidió entre los años de 1983 y 1984 la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), cuya investigación, plasmada en el libro “Nunca más”, abrió las puertas para el juicio a las juntas militares de la dictadura militar.
Había nacido el 24 de junio de 1911 en Rojas (provincia de Buenos Aires) y en 1937 se había doctorado en Ciencias Físicas y Matemáticas en la Universidad Nacional de La Plata.
Sus polémicas políticas
En su juventud, Sábato fue un activista del Partido Comunista, en el que llegó a secretario general de la Federación Juvenil Comunista. Posteriormente se alejaría del comunismo marxista, desilusionado por el rumbo que había tomado el gobierno de Stalin en la Unión Soviética.
Detractor del peronismo, Sábato fue uno de los primeros en aportar una interpretación al gobierno del general Juan Domingo Perón tras el derrocamiento de su segundo gobierno, el que apareció publicado bajo el título de “El otro rostro del peronismo en 1956”.
En este ensayo, Sábato criticó duramente al peronismo sosteniendo que “el motor de la historia es el resentimiento que, en el caso argentino, se acumula desde el indio, el gaucho, el gringo, el inmigrante y el trabajador moderno, hasta conformar el germen del peronista, el principal resentido y olvidado”.
“El desconocido coronel Perón, cuya estrella empezaba a levantarse sobre el horizonte, vio claro que había llegado para el país la era de las masas. Y tanto su aprendizaje en Italia, su natural tendencia al fascismo, su infalible olfato para la demagogia, su idoneidad para intuir y despertar las peores pasiones de la multitud, su propia experiencia de resentido social -hijo natural como era- y por lo tanto su comprensión y valoración del resentimiento como resorte primordial de un gran movimiento de masas y, finalmente, su absoluta falta de escrúpulos; todo lo capacitaba para convertirse no solamente en el jefe de las multitudes argentinas, sino también en su explotador”, escribió Ernesto Sábato.
A pesar de sus críticas al movimiento peronista y a Juan Domingo Perón, Sábato alabaría y encontraría un sentido muy justo en la imagen de Eva Duarte, declarando que ella fue “la auténtica revolucionaria”.
Posteriormente, no quiso reeditar “El otro rostro del peronismo” y, para 1987, cuando se publicaron sus “Obras Completas”, se aseguró en el prefacio que este ensayo sería publicado en un nuevo tomo de escritos políticos que hasta el día de hoy no fue editado.
El 19 de mayo de 1976, Jorge Rafael Videla protagonizó un almuerzo con un grupo de intelectuales argentinos, entre los que se contaban Ernesto Sábato, Jorge Luis Borges, Horacio Esteban Ratti y el padre Leonardo Castellani. Luego de la comida, Sábato declaró a la prensa: “Es imposible sintetizar una conversación de dos horas en pocas palabras, pero puedo decir que con el presidente de la Nación hablamos de la cultura en general, de temas espirituales, culturales, históricos y vinculados con los medios masivos de comunicación”.