
Las tarjetas de crédito son uno de los instrumentos financieros más utilizados en nuestro país, ya que según el Banco Central de la República Argentina están en circulación unos 42 millones de plásticos para cerca de 24 millones de personas, que las utilizan para compras que cancelan al vencimiento o en cuotas y llegado el caso, como un “salvavidas”, para pagar apenas una parte de la deuda a su vencimiento.
Es precisamente este último punto el que más ruido puede generar, pues si se lo utiliza en forma recurrente puede convertirse en una gran “bola de nieve” que en algún momento será imposible de desarmar.
Sobre este punto, las últimas cifras publicadas por el Banco Central son llamativas, pues en marzo los bancos financiaron 112.000 millones de pesos a clientes de tarjetas que pospusieron pagos, siendo este monto el doble del registrado en enero o febrero o cuatro veces superior al registrado en diciembre de 2020.
Esta situación no hace otra cosa que reflejar que cuando los ingresos se ven acotados o los gastos son excesivos, cumplir con el pago total puede convertirse en una pesadilla, por lo que en muchos casos se apela a pagar sólo una parte del monto o directamente el mínimo permitido que surge del resumen mensual.
El pago mínimo es el menor valor que requiere un banco para mantener el crédito vigente de una determinada tarjeta. Se trata de un porcentaje del total de la deuda a pagar por el uso del plástico y las cuotas pendientes de pago, que depende de cada entidad.
Según los datos que aportan algunos bancos, cerca del 30% de los clientes puede llegar a optar por esta salida cada mes.
Al respecto, desde un banco extranjero expresan que “comprar con tarjeta de crédito puede facilitar la vida y darle muchos beneficios a su propietario, pero si no la gestiona bien, se puede acumular un endeudamiento innecesario”.
¿Qué pasa si sólo se paga el mínimo?
Cuando se paga la deuda al vencimiento y aunque se opte por el monto mínimo, lo más importante es que se mantiene la línea de crédito y se evita que se la inhabilite, al tiempo que tampoco se afecta el status crediticio.
Pero se debe tener muy en cuenta que si se opta por esta opción, se puede ingresar en un círculo vicioso que puede ir incrementándose hasta absorber el límite de la línea de crédito, pues la obligación de pago ya no sólo es para cancelar las cuotas de los productos que se compraron sino para refinanciar los saldos pendientes una y otra vez.
El punto fundamental que atenta contra la conveniencia del pago parcial es que, al hacerlo, se cancela un porcentaje mayor de intereses y comisiones que de las compras realizadas. Además, una parte del saldo adeudado se arrastra al mes siguiente.
Por otro lado, de no pagar ni siquiera el mínimo, el total de lo adeudado se incluirá en el pago mínimo del mes siguiente.
Es por ello, que desde las propias entidades recomiendan pagar por encima del mínimo siempre que se pueda, pues de esta manera disminuye directamente el monto de intereses adicionales que se deben abonar.
De hecho, si se paga por encima de ese monto, se podrá cancelar en menos tiempo la deuda, con el consiguiente ahorro de intereses y un mayor cupo disponible en la tarjeta.
Incluso, desde la página web del Banco Central de la República Argentina aconsejan “evitar pagar sólo el pago mínimo del saldo de la tarjeta. La acumulación de saldo genera intereses mayores en el futuro”.
Conformación
Si bien el cálculo no es uniforme, dependiendo de las tarjetas y de los bancos, suele conformarse con un porcentaje del saldo de la deuda más los gastos no financiables, es decir las cuotas pendientes, a los que se suman los intereses, impuestos y comisiones. Por lo tanto, pagar sólo ese monto en forma reiterada ayuda poco y nada a reducir la deuda total.
Actualmente, por determinación del Banco Central de la República Argentina, la tasa que pueden cobrar los bancos para refinanciar saldos de hasta 200.000 pesos es de 43% anual, pero el costo financiero total alcanza al 67% anual.
Ese límite está vigente desde el año pasado, en el marco de la pandemia.
“Todos los ítems del resumen contribuyen al pago mínimo pero en diferentes porcentajes. Esto incluye los consumos que hizo el cliente en el mes, los saldos financiados, débitos automáticos, adelanto en efectivo, excedentes, intereses, comisiones e impuestos. En el caso de las compras en cuotas, su impacto en el mínimo varía según la cantidad de pagos acordados”, resumieron fuentes de BBVA.
A manera de ejemplo, desde un banco consultado por iProfesional afirmaron que “el pago mínimo se integra con un 10% del saldo adeudado del mes anterior y otro 10% por los consumos del mes en un pago, a los que se suman las cuotas del período, la totalidad de los intereses, cargos y comisiones, además de los impuestos. A ese monto se le debe sumar el total del pago mínimo anterior que no se abonó”.
Plásticos al límite
El consumo no sólo se ve limitado por la pérdida del poder adquisitivo de los salarios y la cautela de los consumidores ante la incertidumbre de las nuevas restricciones que pueda traer la llegada de una segunda ola de COVID-19, sino que también lo hace por los límites de las tarjetas.
Es que durante la pandemia se ofreció la posibilidad de refinanciar los saldos y luego se lanzaron renovadas ediciones del Ahora 12, pero como algunos bancos no ajustaron los máximos de compra con plásticos, varias personas se han quedado sin poder seguir comprando en cuotas.
En abril del año pasado, entre las diversas medidas que el Gobierno nacional adoptó, en el marco del decreto de aislamiento social, preventivo y obligatorio, se encontraba el refinanciamiento automático de los saldos en las tarjetas de crédito.
El Banco Central dispuso que se podía acceder a un pago en nueve cuotas, con tres meses de gracia, a una tasa nominal del 43% anual (un costo financiero total de 70% anual en promedio).
Lo cierto es que, por la reducción en los ingresos que generó en muchos hogares la pandemia, varias familias tuvieron que optar por esta “solución”. Además, debieron seguir utilizando el plástico para pasar para adelante los gastos que no podían afrontar.
En septiembre, ante el riesgo de no poder cobrar los saldos, algunos bancos optaron por restringir el límite de compras en cuotas; aunque mantuvieron el tope para el monto en un solo pago.
Esto se aplicó, en particular, a aquellos clientes que sólo tenían la tarjeta de crédito con la entidad, mientras que a quienes tenían una cuenta sueldo o paquete, además de buen comportamiento crediticio, se les actualizaron los límites.
Cuando a esta medida se suma la escalada inflacionaria, se entiende que los topes de compras en cuotas pueden haber quedado desactualizados para ciertas tarjetas.
Por otra parte, hubo quienes decidieron aprovechar el relanzamiento de los planes Ahora (3, 6, 12 y 18), a mediados del año pasado, con los tres meses de gracia, y con ello engrosaron los consumos con tarjeta.
El programa se prorrogó en diciembre, con lo que siguió vigente hasta el 31 de marzo. Y si bien tuvo como finalidad incentivar el consumo, hubo quienes ya no pudieron seguir recurriendo a esta posibilidad porque sus plásticos superaron el límite.
Un estudio realizado por la consultora financiera First mostró que, en diciembre de 2020, la operatoria a través de tarjetas de crédito tuvo un crecimiento interanual de 60,2%, muy por encima de la inflación del período.
A esto, sumaron que, en la segunda mitad del año, los saldos de tarjetas de crédito crecieron 42,6%, un alza mayor que la registrada en la primera mitad.
¿Cómo resolver el problema de una deuda?
Los ejecutivos de banca de individuos aconsejan tratar de reemplazar esta deuda por otra alternativa financiera más económica, mediante un préstamo personal a una tasa más baja, con cuotas fijas y a un plazo un poco más largo, para que el pago mensual tenga un impacto menor en el presupuesto familiar.
“Eso sí, cuando recomendamos esta opción, lo que les pedimos a los clientes es que dejen de usar el plástico, algo que rara vez sucede, pues con el paso del tiempo es muy probable que se repita el problema, al que se suma el pago de las cuotas del préstamo”, advierte el encargado del sector Personas de un banco nacional de primera línea.
Fuente: iProfesional-Los Andes-Cronista-Agencias