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Hace 48 años el sacerdote verbita, Juan Markievicz, decidió instalarse en una zona inhóspita de Posadas con personas en situación de pobreza extrema para poder sacarlas de esa condición.
“Y no sólo logró eso, sino que pudieron transformar su propia realidad para mantener a sus familias y ser útiles a la sociedad”, dijo a PRIMERA EDICIÓN el actual presidente de la Fundación Villa Cabello, el sacerdote Giberto Cabrera Salares, quien lo precede en la obra.
“De esa manera trazó uno de los idearios de la Fundación que es la educación, porque sostenía que sólo a través de esta podía lograr cambios y ascenso social. En el primer lugar de todo esto estaba la formación cristiana, sin duda, porque decía que Jesucristo tiene que ser el modelo para todo”, añadió.
La presidenta del consorcio de la primera chacra, la 150 de Villa Cabello, Lidia González, quien conoció al sacerdote Juan Markievicz durante su adolescencia cuando fue su profesor de Teología contó aspectos de ese trabajo, ya que ella misma años más tarde ingresó a trabajar como docente en las instituciones educativas pertenecientes a la Fundación.
“Conocí al padre Juan cuando todavía estaba en proyecto la gran obra de la Fundación y puedo decir que lo conocí en muchos de sus rasgos e ideales e inclusive en su forma de interpretar la Biblia y ahora me toca continuar con su legado como presidenta del Consorcio en la chacra 150”, enfatizó Lidia González.
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“El proyecto Villa Cabello hay que entenderlo desde el evangelio. El padre Juan se inspiró en Jesús y su tarea por los pobres y en la época donde gestó el plan habitacional estaba en auge el documento de Puebla y la Iglesia católica se estaba cuestionando fuertemente sobre su misión en el mundo, por eso sostengo que el fundador de Villa Cabello representa el rostro de la iglesia que promueve la dignidad y desde esa perspectiva hay que entender la obra monumental del plan”, puntualizó.
A su turno, la docente María Rosa Benítez rescató algunas memorias de la época, ya que nuevamente este año le ha tocado trazar una línea de tiempo de la fecha a la actualidad. “El 13 de mayo tiene su razón de ser en vista de que el padre Juan dejó toda la obra en el Inmaculado Corazón de María”, dijo.
En 2012, Benítez recibió el encargo de los fundadores del barrio de iniciar la construcción del museo que permitió recopilar documentos y material histórico de importancia. Aunque no está en uso actualmente, se sigue trabajando en la fototeca para no perder esos elementos de la memoria colectiva. Este año, junto a sus alumnos está impulsando un Festival Virtual de Talentos donde los integrantes de sus establecimientos podrán expresarse con bailes, canciones, dedicatorias, coreografías, poemas a Villa Cabello, payadas y ejecución de instrumentos, entre otros.
El presidente barrial de la chacra 150 Emilio De Lima, por su lado, reflexionó sobre algunas cuestiones actuales y la visión a futuro. “Los cambios ocurridos desde que se mudó el primer vecino y los 48 años que siguieron fueron innumerables y nuestro rol es armonizar todo. Queremos seguir generando oportunidades para homenajear el legado de los pioneros que todavía siguen junto a nosotros junto con las generaciones nuevas”, aseguró De Lima.
Sobre los fundadores
Quienes iniciaron el proyecto habitacional son el sacerdote Juan Markiewich, la señorita Ruth Schmidt y la hermana Francisca. Markiewich venía a la zona a Oeste a celebrar algunas misas y allí tomó contacto con un grupo de vecinos muy pobres por quienes se sintió movilizado a hacer algo. Proyectó por ello la construcción de 100 casas y por ello se adquirió la chacra 150, donde actualmente están los monoblock y las sedes de la parroquia y la escuela. Como quería que todos tuvieran agua y luz y lo primero que hizo fue construir el tanque de agua, como segundo logro se resalta el milagro del tendido eléctrico que trajo EMSA para su club social. Se creó la fábrica de premoldeados, de hecho, parte de la chacra 147 tiene los pisos con el material que se hacía en el lugar. A medida que se necesitó mano de obra calificada se fueron creando instituciones como la escuela de adultos, las escuelas primarias y el primer centro de salud que es en la actualidad el Hospital René Favaloro y una guardería para que las mamás que tenían que trabajar dejaran a sus hijos. Por contar sólo algunos aspectos más salientes.