No hay familia en la que no se escuche esta frase: “¡Quiero un perro!”. Sin embargo, a esta edad los niños no comprenden la enorme responsabilidad de hacerse cargo de un ser vivo.
Pero aunque a esta edad aún no puedan hacerse cargo por completo de una mascota, sí pueden colaborar en su cuidado.
Pros y contras pueden ponerse en una balanza y cada familia deberá tomar la decisión que considere más adecuada. Este es el primer punto que hay que tener claro para evitar futuros problemas.
Un niño pequeño puede encargarse de ayudarnos con el animal, de acompañarnos en su paseo o de ponerle comida cuando nosotros se lo indiquemos, pero nunca puede ser el responsable de una mascota. A estas edades pueden responsabilizarse de algunas cosas. Por ejemplo, de incluir la alimentación del gato dentro de su rutina de la noche: me baño, ceno, le pongo la comida a coca, me lavo los dientes y me voy a la cama.
Tener una mascota en casa tiene algunas ventajas:
*Se ha demostrado que los niños que conviven con animales tienen menos riesgo de sufrir alergias, por ejemplo.
*Además, se familiarizan con las funciones naturales de los seres vivos, se hacen más responsables y tienen un fiel amigo de juegos.
*Conviviendo con uno es como mejor puede comprenderse el respeto que merecen todos los animales.
En el caso de los niños muy pequeños, es buena idea empezar por una mascota pequeña y que requiera poco mantenimiento para ir educándolos en el respeto a los animales y sus cuidados. Por ejemplo, unos peces. Se trata de que los peques vayan comprendiendo que tener un animal supone una serie de rutinas inexcusables y de que poco a poco, en función de su edad, se vayan implicando en ellas.
Adoptar mejor que comprar, una buena opción es visitar un refugio de animales. Así, toda la familia tomará conciencia del problema del abandono y de la responsabilidad que van a asumir. El personal de estos centros conoce bien las necesidades de los animales y puede orientarnos. Adoptar un animal de un refugio es una enseñanza muy valiosa.