Una reciente encuesta de la Universidad de San Andrés confirma una hipótesis repetida en muchas oportunidades en esta misma columna: si bien los queremos siempre políticos, también necesitamos que sean mejores.
Y es que el descrédito en el que vienen cayendo parece no encontrar piso y de los 21 dirigentes de proyección nacional relevados por la universidad en cuestión, resultó que ninguno tiene imagen positiva.
Claramente el peor resultado responde a la contemporaneidad de la encuesta y se lo lleva el Gobierno nacional que, a la luz de las respuestas de los consultados, pasa por su peor momento desde que asumió.
El relevamiento, que se publica cada dos meses, fue realizado entre el 13 y el 20 de mayo. En primer lugar, sobre la marcha general de las cosas, se observa una caída de 46 puntos porcentuales. En abril de 2020 llegaban al 57% quienes decían estar “algo satisfechos” o “muy satisfechos”. Hoy son sólo el 11%.
En el mismo sentido se mueve la curva desde el año pasado sobre la precepción del Poder Ejecutivo. Tras el pico de abril de 2020, la satisfacción cayó al 12%.
La aprobación del Gobierno nacional da cuenta del mismo fenómeno. Tras haber tocado un techo del 67% hace trece meses, se desplomó al 26% en el actual relevamiento. Es el punto más bajo desde que se hace esta encuesta y supera al peor momento de Mauricio Macri: en mayo de 2019 había tenido 28% de aprobación… y ya parecía insuperable.
Finalmente, de cara a las elecciones legislativas de este año, por el momento reina la incertidumbre. El 32% asegura que no sabe a quién votará, el 14% promete hacerlo en blanco y el 12% dice no querer contestar.
Que la clase política siga enquistada en luchas intestinas mientras la crisis sanitaria y económica se devora el futuro y la vida de miles de argentinos tiene sus consecuencias; y es paradójico que quienes no quieran o puedan verlo sean justamente los protagonistas de esta historia.