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El Observatorio Astronómico de Capioví puso a funcionar desde el miércoles 26 de mayo el telescopio LX200 más moderno y potente que el que tenía, un LX50 adquirido hace 23 años.
Fue gracias a las gestiones de fondos que hizo la AstroCap ante la Provincia y el Municipio para la compra del nuevo instrumento, cuyo valor en el mercado roza los 800 mil pesos. “En principio íbamos a comprar una versión más nueva del LX50 que ya lo teníamos, pero hacía mucho veníamos soñando con comprar uno más grande y ahora es una realidad”, contó a PRIMERA EDICIÓN el titular de la ONG, Javier Balovier.
El trabajo de instalación y autoalineación fue llevado a cabo el martes 25 por la noche bajo la supervisión de expertos, entre ellos el Coordinador de Astroturismo de la provincia, Alejandro Sommer.
El miércoles, una familia de Santo Pipó que visitó las instalaciones se convirtió en una de las primeras en utilizar el equipo para observar las estrellas. “El cambio es radical, permite tomar mejores fotografías y ver todo con mayor nitidez”, destacó el director del observatorio.
Reinicio de actividades
Cuando se dictó la cuarentena obligatoria para mitigar la propagación del COVID-19, en marzo de 2020, todas las actividades de atención al público fueron suspendidas. Desde hace dos semanas la Comuna aprobó los protocolos presentados por la fundación para su reapertura.
“Aunque no recibimos visitas en todo un año nunca dejamos de trabajar para arreglar la sede del observatorio que estaba deteriorado, además se pudo cambiar el mobiliario e instalar dos aires acondicionados gracias a la donación de la DGR”, enumeró Balovier.
Los inicios
La Asociación Astronómica de Capioví se creó en 1990 con muchas dificultades y subsistió más que nada por el impulso de sus integrantes. En 1994 nació el proyecto de la sede del observatorio astronómico, cuya construcción comenzó en 1996 con la ayuda de la Fundación Antorcha. Para terminar la obra se contó con fondos del gobierno provincial y del municipio.
La llegada del año 2001 inmersa en la crisis que azotó al país echó por tierra todo tipo de ayuda y recién en 2007, sus socios comenzaron a levantar la actividad, ya que el edificio estuvo cerrado casi seis años.
Para revitalizar la tarea se comenzaron a dictar cursos, charlas y se instaló el primer telescopio, un LX50 adquirido en 1998. Con el paso del tiempo, los objetivos de la asociación se fueron fortaleciendo y enfocando, ello derivó en la constitución de una fundación. Con esos logros, en 2019 fue posible gestionar fondos provinciales destinados al mantenimiento integral y pintura del edificio.
“Renovamos equipamiento de seguridad y otras cuestiones que nos estaba faltando y este mes de mayo, también pudimos abrir la atención al público con un moderno telescopio”, apuntó Balovier.