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El cinerario de la parroquia Sagrada Familia mostró un importante crecimiento en los últimos meses, lo que refleja que cada vez son más las personas que buscan darle un destino cierto a las cenizas de sus seres queridos.
El padre Alberto Barros, párroco de esa comunidad, explicó “hace cuatro años que habilitamos el lugar y en los últimos meses fue creciendo la demanda, el pedido de gente que quiere traer los restos de sus seres queridos”.
Desde el momento en que se ha inaugurado exactamente el cinerario parroquial se encuentran los restos de 307 personas y por semana son entre cuatro o cinco familias las que se acercan a depositar las cenizas.
El sacerdote aclaró que “los restos los depositamos en el contexto de una celebración religiosa, compartimos un rato la oración, la reflexión, el canto, buscando que ese momento sea de profundo consuelo. A veces hay situaciones muy duras o dolorosas, personas que han fallecido por COVID, otras de manera más trágica o violenta”.
Remarcó Barros, que “el cinerario no es solamente un espacio físico para traer los restos de un ser querido sino antes que nada que nos importa que sea un lugar de consuelo, de esperanza y de aliento para la familia que está pasando un momento de dolor muy fuerte. Por eso nos tomamos todo el tiempo del mundo cuando viene una familia, para charlar, lo que están viviendo, lo que sienten, su dolor, sus esperanzas, luego ponemos un día y hora para la celebración. Después en ese clima de oración y fe compartimos el depósito de las cenizas en el lugar cuidando los protocolos sanitarios”.
Agregó que “hay situaciones en las que ni siquiera se han podido despedir de sus seres queridos por el tema del COVID y hoy arrastran ese dolor que queremos acompañarlos, llevándole consuelo desde la oración. Al cinerario lo vemos como un ámbito de cercanía para el dolor de la gente, que también es otra expresión de la caridad, acompañar el dolor por la pérdida de un ser querido”.
Barros puntualizó que “el cinerario es absolutamente gratuito. Buscamos que sea un espacio de consuelo y de renovar nuestra certeza, esperanza, seguridad de que quien ha fallecido hoy vive feliz junto a Dios”.