
El valor de una vecina que se arrimó hasta la precaria vivienda, se escondió y grabó con su teléfono celular la prueba determinante, rescató de la violencia sexual extrema a una niña de 5 años el viernes 15 de febrero de 2019, en el barrio Quintas Altas de Comandante Andresito.
La menor fue abusada y ultrajada por su padrastro hoy de 37 años pero también delante de su madre de 31, que pudo haber hecho mucho por protegerla y salvarla pero, de acuerdo a las denuncias y pericias del expediente, no hizo nada y permitió que la niña sufra graves secuelas en su salud física y mental. Entre ellas, contraer enfermedades venéreas.
El fiscal de Instrucción 3 de Puerto Iguazú en la Tercera Circunscripción Judicial de la provincia, Horacio Gabriel Paniagua, requirió la elevación a juicio planteada por el juez de la misma jurisdicción Martín Brites.
El autor de las violaciones está acusado como “autor de abuso sexual con acceso carnal triplemente agravado por la convivencia preexistente, condición de guardador y el grave daño a la salud de la víctima, varios hechos, en concurso ideal con el delito de corrupción de menores agravado”. La madre de la menor fue encartada como “partícipe primaria de abuso sexual con acceso carnal doblemente agravado por el vínculo y el grave daño a la salud en concurso ideal con corrupción de menores agravado, todo en su modalidad omisiva”.
De acuerdo al requerimiento de elevación a debate del fiscal Paniagua, los delitos se registraron en el barrio mencionado de Comandante Andresito, donde el acusado “aprovechó la situación de convivencia y sometió a la menor a los actos sexuales (…) Que tales hechos fueron continuos y recurrentes”. La víctima por su corta edad y la cantidad de ocasiones no pudo precisar cuántas veces fue violada y el tiempo que atravesó. En Cámara Gesell su relato describió reiterados episodios y con detalles de horror.
“Los hechos contra la integridad sexual de la menor fueron continuos y recurrentes, utilizando todo tipo de amenazas para quebrantar la limitada e escasa libertad de la víctima. La desviaron de su libre capacidad y crecimiento sexual (…) Hechos que sin duda perjudicaron y perjudicarán su desarrollo, capacidad, integridad y autodeterminación sexual de la niña”
También remarcó Paniagua que: “Tales hechos fueron avalados por el accionar omisivo de la madre biológica, quien al advertir los abusos con acceso carnal a su hija, permitió que se perpetren y teniendo la posibilidad física para evitar la producción de los mismos o solicitar auxilio pertinente para que la consumación cesara, no hizo nada”.
“Pudo haber evitado un grave daño en la salud de su hija, que le provocaron los ataques sexuales cometidos por su pareja y consentidos tácitamente por ella”.
Hace poco más de dos años, la víctima pudo escapar en plena violación delante de su madre y hermanos menores. Una vecina tuvo el coraje de acercarse y apoyar la cámara de su teléfono entre las tablas de la precaria vivienda. Sin querer golpeó con su cabeza la estructura y la madre de la niña salió de la casa. Adentro el abusador continuaba con su macabro crimen, hasta que se descuidó y la menor corrió de sus garras.
Una localidad en alerta por la sucesión de abusos a menores
El incremento de los abusos sexuales a menores de edad en Comandante Andresito fue alertado en noviembre de 2019 por PRIMERA EDICIÓN. No sólo el caso de la niña de 5 años con graves secuelas en su salud, que aún hoy están bajo intenso tratamiento, en el barrio Quintas Altas. También fue sorprendente que los casos de los delitos contra la integridad sexual se replicaran hasta en las escuelas.
Las voces coincidentes de seis niñas hicieron estallar el silencio de los 22 mil pobladores de Andresito. Apuntaron que fueron manoseadas por el maestro que debe enseñarles a leer y escribir en la Escuela 707 de colonia Itatí, a treinta kilómetros del casco urbano de la localidad próxima al río San Antonio, límite con Brasil.
Las seis menores de 9 y 10 años dejaron al descubierto que la violencia familiar, de género y sexual se transformó en una problemática apremiante que no se sofocaría con la escasez de recursos elementales de la comisaría local, como tampoco por la voluntad de los actores sociales por carriles separados.
“En Andresito se cuentan tres y cuatro casos diarios de ataques de hombres a sus esposas o concubinas, o episodios de violencia con hijos menores de edad, mayoritariamente niños”, confió entonces una fuente consultada por este Diario.
Uno de los integrantes del programa “No más violencia en Andresito” para atender estos casos reseñó entonces: “No me atrevo a decir que Andresito es una comunidad retrógrada. Puedo afirmar que estamos atrasados, nos falta conocimiento de leyes y como institución pública somo responsables porque debemos dar más, acercar información a los vecinos para que denuncien las violaciones, maltrato a las mujeres, madres y menores. Tenemos que tomar medidas, no estamos viendo la problemática”.