Respiramos el mismo aire que todos los seres vivos del planeta, decíamos en la nota anterior. También mencionábamos las difíciles circunstancias que atravesamos como humanidad, que se reflejan en el entorno que compartimos cotidianamente y en el trato con nuestros semejantes.
Entonces es oportuno considerar que, además de las palabras, la mirada y la expresión del rostro son verdaderas corrientes de energía que alcanzan a los que nos rodean.
Con frecuencia la dulzura de una simple sonrisa puede hacer la diferencia entre la amistad o el rechazo en nuestras relaciones, debido a que la energía de nuestro corazón entra en contacto con las energías de los corazones de las personas con quienes tratamos.
Es lo que ya intuían los antiguos sabios védicos cuando al amanecer ponían sus manos sobre el corazón mientras sonreían dulcemente, como expresión del alma.
Y mientras nuestros investigadores occidentales observaban que las actitudes mentales y emocionales surgen de puntos en la cabeza, el pecho y el abdomen y circulan por el organismo, comprendíamos también que una sonrisa sincera está cargada de energía positiva que se traduce en amor, amistad y benevolencia, que en las personas receptivas inspira gratitud, buena voluntad y armonía.
Además, la sonrisa acompañada de una respiración profunda y serena nos motiva en lo cotidiano, en los momentos difíciles nos despierta valor y seguridad en nosotros mismos, así como también nos ayuda en el trato con enfermos y personas problemáticas. Asimismo, es probable que los niños criados por madres sonrientes crezcan más saludables, capaces y creativos. Y no olvidemos que al sonreír la energía del corazón fluye hacia las manos cargándolas de energía animadora y reconfortante.
En la grave circunstancia mundial de salud que hoy nos causa miedo, enojo y depresión, o sea mucho estrés, en lugar de eludirla o desafiarla intentemos cambiar nosotros hacia una mejor disposición de ánimo, respiremos, sonriamos e inspiremos así un cambio de actitud en nuestro entorno, porque sonriendo irradiamos amor.
Y vemos en los medios que así lo están haciendo personas que se recuperan del covid-19. Entonces… una vez más respiremos profundo sonriendo dulcemente, el momento es ahora y ahora es siempre. Namasté.