
La idea era hablar sobre su carrera frente al micrófono y los grandes momentos del fútbol misionero a través de la historia. Pero la vida de Rubén Ayala Ferreira (82) tiene un matiz especial que se lleva toda la atención: sus inicios en el periodismo estuvieron indefectiblemente vinculados al intento de liberar Paraguay, su patria, de la dictadura de Alfredo Stroessner.
Resulta difícil separar la faceta política de Ayala Ferreira de la periodística, así como para él se torna imposible olvidar aquella gesta que muchos de sus compañeros pagaron con la vida y que se transformó para él en una pesadilla de prisión y torturas durante dos años, al punto que debió fugarse del encierro en una solitaria isla del río Paraguay hacia Brasil.
La llegada a Posadas y el amor por la pelota y por una profesión que hasta hoy lo mantiene vigente es también un capítulo en la vida de Rubén, pero no hay como separarlo de aquel otro. Por eso, ante EL DEPOR, uno de los emblemas del relato deportivo misionero contó su historia completa y aceptó, además, el desafío de armar su top ten de los momentos más importantes del fútbol de la tierra colorada. Un relato que vale oro para la historia regional, tanto en la política como en el fútbol.
Rubén, cuéntanos dónde naciste…
Yo nací el 3 de marzo de 1938 en Mbuyapey, Paraguarí, donde nació Eligio Ayala, considerado el presidente más honesto que tuvo Paraguay en su historia.
¿Y cómo fue tu llegada a la Argentina?
Yo me recibí de Perito Mercantil en el Nacional de Comercio 2 de Asunción, pero en ese entonces no había posibilidad de conseguir trabajo en Paraguay. Si no estabas afiliado al Partido Colorado, era difícil porque estaba la dictadura de Stroessner en plena vigencia. Estando de vuelta un día en mi pueblo, recibí un telegrama en el que me invitaban a trabajar en Buenos Aires. Con 18 años, me fui para allá. Y estaba en plena efervescencia el Movimiento 14 de Mayo, que buscaba derrocar a Stroessner. El líder era Juan José Rotela. Y yo me incorporé a ese movimiento con el objetivo de liberar a mi país de la dictadura. Por eso, a fines de 1959 nos vinimos a Posadas para intentar ingresar a territorio paraguayo y derrocar a Stroessner.
¿Qué recordás de aquello?
Yo caí preso en la noche del 12 de diciembre de 1959 (N. de R: a lo largo de la entrevista, Rubén hará gala de su prodigiosa memoria). Cruzamos desde donde hoy por hoy es el Anfiteatro hacia Encarnación. Y allá nos estaban esperando. Nos interceptaron con una lancha que tenía una ametralladora. Y ahí me aplicaron todo tipo de tormentos. Me pegaron con una cachiporra en la planta de los pies. Después me llevaron a una sala donde te bajaban los pantalones y te pegaban con ese espadín de los fusiles en las piernas. Muy doloroso. Ahí estuve encerrado con Carlitos Madelaire, hijo de don Carlos, que era propietario de LT4. Nos llevaron juntos a Asunción. Todavía recuerdo el nombre del mayor que nos recibió, Duarte Vera, que se nos burlaba y nos decía “esta cachiporra es para su comida y esta otra, de postre”.
Tremendo…
Yo tenía 19 años y encima nos consideraban como que éramos los jefes. Y aunque no era así, igual me sentía orgulloso de que me digan jefe de una insurrección contra la dictadura. Y siguieron. Después me ataron de pies y manos, me pegaron y me tiraron a un pileta. Te hundían y te sacaban, te hundían y te sacaban, hasta que en un momento sentías una descarga eléctrica que no sabías de donde venía. Fue muy complicado. “¡¿Vas a contar?!”, te preguntaban los policías en guaraní. Esas palabras me quedaron grabadas para siempre. En Asunción estuve alrededor de ocho meses, nos llevaban todos los días a picar piedras a la cantera de Tacumbú, cerca de la cárcel que lleva ese nombre.
¿Y cómo escapaste?
Después de esos ocho meses, nos llevaron a la isla Peña Hermosa, sobre el río Paraguay, unos 300 kilómetros al norte de Asunción. Es una isla de 3 por 5 kilómetros donde funcionaba una prisión militar. Y los propios miliares castigados nos cuidaban. Ahí estuve unos 14 meses, hasta que planificamos la fuga con la complicidad de algunos de esos soldados. Y después de armar todo, escapamos. Nos estaba esperando un bote para pasar el río hacia el lado del Chaco paraguayo. Había un soldado de apellido Miñarro, que a última hora desistió. Pero le dijimos que cante desde la guardia para saber que no nos habían descubierto. Y así nos fuimos alejando en canoa, con Miñarro cantando la polka “General Stroessner”. Hasta hoy me acuerdo de ese canto en medio del río. Nunca más supe de él. Cuando llegamos a la costa, un baqueano nos acompañó algunos kilómetros a caballo y después seguimos nosotros solos. Fueron varios días hasta cruzar el río Apa, que separa Paraguay del Brasil.
¿Cómo siguieron?
De ahí, ya en Brasil mucha gente nos brindó ayuda. Recorrimos todo el Mato Grosso hasta Puerto Guairá y de ahí a Foz. Ahí nos esperaba un amigo que consiguió que pasáramos de regreso a la Argentina con las canoas que llevaban harina y azúcar. Desde Puerto Iguazú tomamos el colectivo, obviamente sin DNI, ni nada. Hasta Posadas era casi todo camino de tierra. Fue casi un mes entero hasta llegar acá.
Es una historia de película… ¿alguna vez pudiste contar todo esto ante la Justicia paraguaya?
A Stroessner después lo derrocó su propio consuegro, el general Andrés Rodríguez, y lo hizo tomar un avión hacia Brasil, donde luego murió. Nunca hubo un juicio ni nada. Imaginate que el actual presidente de Paraguay es hijo del secretario privado de Stroessner. Salvo en la época de Lugo y Franco, el Partido Colorado siempre estuvo en el poder.
¿Te hubiese gustado declarar?
Por supuesto que sí, pero la verdad es que nunca tuve muchas expectativas de que existiera un juicio. Es que todavía no hubo un cambio de gobierno en Paraguay, sólo cambio de nombres. A mis padres los persiguieron mucho. Y ofrendar la vida de uno no es poca cosa. Ellos sufrieron mucho porque no sabían cuándo y dónde podía aparecer muerto.
Rubén, llegaste de la fuga… ¿Y fue enseguida que empezaste con el periodismo deportivo?
Sí, fue en 1961. Fue mediante esa relación que tenía con los Madelaire. Entré primero a trabajar, a colaborar en todo. Y yo siempre escuchaba los partidos de Buenos Aires y tomaba nota de los goles. Hasta que un día don Carlos me dice “ese gol lo vas a pasar vos”. No me olvido más, era un gol de Racing a Vélez, gol de Raúl Belén.
¿Y cómo arrancaste con los relatos de fútbol?
Comencé un día que Romero y Carlos Madelaire se habían ido a San Ignacio. Como había llovido, caminos de tierra, comenzaba el partido y no llegaban. Y alguien tenía que relatar, así que relaté hasta los 20 minutos y me di cuenta que era más fácil de lo que pensaba. Era un partido de la Liga de Fútbol Amateur (LIFA), que se jugaba en Radio Parque. Después terminé haciendo de todo un poco, designaba a los árbitros, hacía de Tribunal de Penas. Fue un torneo muy representativo para los barrios, jugaban tantos… El Chaquito, Villa Blosset, Villa Urquiza, San Alberto, Villa Cabello, Villa Sarita…
¿Sabías de esa pasión que tenías oculta?
Mi mamá me decía que, de chico, cuando tenía 10 u 11 años, siempre jugaba a relatar partidos. Y siempre ganaba San Lorenzo u Olimpia, mis equipos. Y esa pasión siempre estaba, tanto por eso como porque los domingos me iba a la casa de mi tío, que era el único en el pueblo que tenía radio, porque no había luz eléctrica y la cargaba con el molino de viento. Él compraba La Nación de Buenos Aires, que llegaba como con 20 días de atraso. Y yo me devoraba el suplemento deportivo. Y así es que un día salió esa delantera de San Lorenzo que le ganó 7-2 a España… Imbelloni, Farro, Pontoni, Martino y Silva. Y me hice hincha de San Lorenzo para siempre.
¿Qué sentís luego de tantos años en la profesión?
Estoy sumamente orgulloso y contento. Como el deporte es pasión de multitudes, creo que el periodismo deportivo queda en la memoria de la gente. Siempre digo que, quien nació periodista deportivo, morirá siendo periodista deportivo.
¿Sentís el cariño de la gente?
Me reconoce mucha más gente de la que yo pensé. Y eso que hice muy poca televisión, del 72 al 76, cuando arrancó Canal 12. Hice mucha radio y mucha prensa gráfica, y curiosamente mucha gente me reconoce por la voz. Gente de 50 o 60 años me escucha y me pregunta… ‘¿vos sos Ayala Ferreira?’. Una vez me llamó un señor y enseguida me preguntó… ‘¿Usted es Ayala Ferreira? ¡Es la misma voz que hace 30 años!’.
¿Recordás en el día a día aquel intento de liberar tu patria?
Lo tengo presente siempre. Mentiría si dijera que recuerdo a todos mis compañeros, porque éramos muchísimos. Pero tengo siempre presente esa imagen de momentos tan difíciles que vivimos. Acá en Posadas éramos como veinte, pero se fueron yendo, ya no está ninguno más y quedé solo. Manteníamos la amistad, yo los visitaba y ellos me visitaban a mí. Los tengo muy presentes, eran muchachos idealistas al igual que yo, dispuestos a ofrecer su vida por la libertad de su patria.
Cuando ya no estés… ¿cómo te gustaría que te recuerden?
Me gustaría que me recuerden así como soy, de fácil acceso a la amistad. Yo no pongo demasiadas objeciones o reparos para conversar con alguien que no conozco. A los 5 minutos ya parece que nos conociéramos de toda la vida. Esa es una particularidad que tengo. Y me gustaría que me recuerden como eso, como una persona honesta, amable y cordial. Justo estaba pensando en eso, días atrás una persona que hacía todo su esfuerzo por tener más y más plata, le agarró COVID y se fue. Y esto es así. Nadie se lleva nada y nadie recuerda cuánta plata tenía uno u otro. Lo que queda es la persona.
Top Ten de los momentos más importantes del fútbol misionero -según Ayala Ferreira-
1- EL GOL DEL DIEGO (1992): “Uno de los momentos más importantes, sin dudas, es el gol de mitad de cancha de Maradona, el 9 de mayo de 1992, en cancha de Guaraní. Creo que hasta hoy la gente lo sigue recordando. Ese día, llegar cerca de Diego fue imposible, la gente hasta rompió la puerta del vestuario para entrar, todos querían una foto con Maradona”.
2- GUARANÍ 0 – BOCA 1 (1971) : “Fue el 9 de octubre de 1971. Guaraní venía de clasificar al Nacional tras ganarle a Coronel Aguirre en Rosario. Guaraní formó con Santiago Duarte, Hugo Brauvuano, Carlos Núñez, César Giménez Díaz, Dani Villalba, Papi Recalde, Jorge Brítez, Olivera, Corazón Lezcano, Patito Brítez y Tito Noguera. Boca llegó con Rubén Sánchez, Suñé, el peruano Meléndez, Calderón, Rogel, Bide, Peraca, Potente, Medina, Mané Ponce, Enzo Ferrero y Pianietti. Boca ganó 1-0 con gol de Rogel, pero la anécdota es que, sobre la hora, Guaraní tuvo un tiro en el travesaño. Y se comenta que Don Bossi, que era canchero de Guaraní, en la semana había bajado 5 centímetros el arco. Dicen que, si no fuera por eso, aquel día terminaba 1-1”.
3- GUARANÍ 1 – INDEPENDIENTE 0 (1985): “Fue el 24 de febrero de 1985 e Independiente venía de ser campeón intercontinental. La anécdota es que Pancho Sá, DT de Guaraní, jugó en el Rojo y parece que conocía los secretos del rival, entonces orientó a Labaroni para que metiera pases cruzados para Palito Arce. Y así llegó el gol. Es otro momento muy recordado, tanto que con el que hablás, te dice que ese día estuvo en la cancha. ¡Y los números no cierran! ¡Parece que ese día entraron 100 mil personas al estadio!
4- GUARANÍ A LA B (2014): “Fue el 8 de junio de 2014, cuando Guaraní venció a Juventud Unida de San Luis con un golazo de Tobías Albarracín, un zurdazo impresionante. Todos salieron a festejar después del partido y la parte triste tiene que ver con que César Decamilli, que era presi de La Franja, sufrió un ACV. Uno piensa que sucedió por toda la presión acumulada. Es que faltaban 7 minutos para el final y Guaraní se estaba quedando afuera”.
5- CRUCERO A LA A (2015): “Sin dudas, otro hito fue el ascenso de Crucero del Norte a Primera División. Marcó un récord, porque fue el club más joven en ascender a la máxima categoría, sólo tenía 11 años de existencia”.
6- GUARANÍ 6 – BOCA 0 (1985): “Fue el 21 de abril de 1985 y el partido, aunque amistoso, casi no termina. Gatti era el arquero y Alfredo Di Stéfano era el DT de Boca. Recuerdo que el diario Tiempo Argentino tituló ‘Histórica y humillante derrota de Boca en Misiones’. Fue en cancha de Guaraní y tanto Hrabina como Villarreal, un buscapleitos impresionante, terminaron expulsados”.
7- MITRE 2 – RIVER 2 (1968): “Fue un amistoso por la inauguración de la cancha de Bartolomé Mitre, el 9 de julio de 1968. River llegó con figuras como Hermindo Onega, Roberto Matosas, Pinino Más y Amadeo Carrizo. Fue todo un acontecimiento. Y ese día, el militar que estaba a cargo del Gobierno provincial, Hugo Montiel, hincha de Boca, le prometió a Walter Bogado que si le rompía el invicto de ocho partidos a Carrizo, le regalaba una casa. A los 17 minutos del PT, Bogado hizo ese gol, salió a festejar y se desmayó. Yo en la transmisión dije que fue por la emoción, pero 15 o 20 años después el propio Bogado me contó que se desmayó porque lo golpeó un compañero en los festejos. Lo cierto es que, al otro día, dos Ford Falcon fueron a buscar a Bogado para darle las llaves de la casa número 133 del barrio Kennedy. Y cinco días después, Amadeo Carrizo perdió la valla invicta de manera oficial. ¿Cómo siguió la historia? Walter Albino Bogado vivió en esa casa que ganó con ese gol hasta el día de su muerte”.
8- LA CANCHA DE GUARANÍ ANTONIO FRANCO (1963): “La inauguración del Clemente Argentino Fernández De Oliveira fue el 15 de agosto de 1963. La cancha se construyó mediante gestiones del gobernador Ayrault. Y el dato curioso es que Don Fernández De Oliveira era por entonces presidente de Guaraní, pero venía de ser zaguero central y capitán de Mitre. Clemente, más conocido como “Nenito”, era secretario general en el gobierno de Ayrault y se dice que por ese lado logró que se construya el estadio. Y por eso también la tribuna detrás del arco que da al centro se llama Napoleón Ayrault”.
9- GUARANÍ 2 – RIVER 2 (1981):“Fue el 14 de septiembre de 1981, por el Nacional, y Guaraní recibió a Villa Sarita a un River cargado de estrellas, con Kempes, Gallego, Passarella y Ramón Díaz, entre otros. Guaraní arrancó arriba con goles de Oscar Palaveccino y Pablo Ortíz, en el PT. En el complemento descontó Gallego y después lo empató Kempes. Fue un partido impresionante, había llovido muchísimo. Lo que se recuerda es que ese River tenía varios jugadores que se habían consagrado campeones del mundo en el 78”.
10-GUARANÍ 1 – FERRO 2 (1981): “Lo llamativo de este partido, en realidad, fue lo que sucedió después del pitazo final. Fue el 26 de septiembre de 1981 y Guaraní jugaba por el Nacional ante el Ferro de Garré y Saccardi, un equipazo. La cuestión es que en los últimos 3 minutos de partido el árbitro Jorge Vigliano, el papá de Mauro, actual árbitro de Primera, cobró dos penales para Ferro que fueron considerados como “inexistentes”, al menos para la prensa local. Los dos penales los pateó Juan Domingo Rocchia, al mismo lugar, a la izquierda del arquero. Y Ferro ganó 2-1. Terminó el partido… ¡y se armó una batahola! Vigliano no podía salir de la cancha. Cuando lo hizo, el “Negro” Torres lo denunció en la comisaría Primera por mal ejercicio de sus funciones. Entonces, la Policía fue hasta el aeropuerto, bajó a Vigliano del avión y lo llevó a declarar a la comisaría. Fue la primera vez que vi algo así. Una anécdota histórica”.