Los emprendimientos surgen como respuesta a una necesidad que puede ser una falencia o una carencia en el producto o el servicio, entonces darle una vuelta de rosca a lo ofrecido con alguna mejora o incluso sólo más adaptado a una particularidad del público o la tendencia del momento, esto hará que tu emprendimiento logre una diferenciación en el mercado.
¿Cómo logramos esa diferenciación?
La logramos con:
Trabajo enfocado en objetivos puntuales. El trabajo enfocado o también conocido Deep Work es la habilidad de trabajar en una sola cosa sin distracciones ni interrupciones y es lo que al final marcará verdaderamente la diferencia ante tus competidores.
Los objetivos son las metas a alcanzar, el lugar ideal al que se pretende llegar con un producto o servicio. Definir un objetivo es fundamental en todo plan, pues identificará el camino a seguir, un proyecto sin un objetivo definido de antemano es tan inútil como encender el coche y conducir sin saber dónde iremos.
Entonces: voy a enfocar a que mi producto se diferencie por algo especial que le va a dar identidad y el objetivo será el público al que deseo llegar y las cantidades a comercializar con un plan de tiempo programado.
Constancia en nuestros esfuerzos. La constancia y el esfuerzo son dos valores que van muy unidos, la constancia es la fuerza que nos impulsa al logro de las metas que nos proponemos y el esfuerzo es el que nos permite gestionar las dificultades. Entonces lo que cuenta es el valor para continuar y no abandonar nuestro proyecto.
Calidad de nuestro servicio/producto. La calidad es la percepción que el cliente tiene, es una fijación mental del consumidor que asume conformidad con dicho producto/servicio y siente la capacidad que tiene ese producto para satisfacer su necesidad. Este punto es muy importante porque un cliente satisfecho, vuelve, se hace fan y también recomienda.
Buena atención al cliente. Este tiene que ver con cómo hacemos sentir al cliente al contactarse con nosotros.
Hay una regla que nunca falla de las 3H: Humor – Honestidad – Humildad. Trata como a vos te gustaría que te traten.
Con una sonrisa, sin mentir sobre el producto y con calidez humana. A tener en cuenta también que pequeñas atenciones especiales con nuestros clientes potenciará el vínculo de fidelidad con nuestra marca.