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Con la emoción estampada en el rostro, vecinos, familiares, alumnos y sus padres recibieron este viernes a Paola Batirolla, la docente que a los ocho meses de gestación debió ser intubada porque se agravó su cuadro de COVID-19 y el 8 de junio requirió una cesárea de emergencia.
Encabezaron el comité de bienvenida su hija Jazmín, de cinco años, y la pequeña Isabella (de tan sólo 26 días) que estaba en un auto bajo el cuidado de sus abuelos.
Con globos y un gran ramo de flores, sus seres queridos esperaron el auto que trasladó a Paola desde el Instituto Nercolini de Oberá, donde estuvo internada, hasta el ingreso a la localidad de San Vicente.
La victoria de Paola
Luego, en caravana y con las bocinas en alto, festejaron la victoria de esta querida docente de 33 años sobre esta enfermedad viral que la tuvo más de 20 días con asistencia mecánica para poder respirar y que obligó a los médicos a practicarle una cesárea para tratar de salvar la vida de ambas, a la mamá cuya capacidad respiratoria estaba muy menguada y a la beba, Isabella, que aún no había cumplido los ocho meses de gestación.
La estadística indica que se recuperaron apenas tres de cada diez personas con cuadros graves de COVID-19 que requieren respirador mecánico.
Al llegar a su casa, Paola, su esposo y sus hijas se encontraron con cientos de personas que, con carteles de bienvenida y palabras de aliento, expresaron su felicidad por su recuperación.
Atrás quedaron estas durísimas semanas, cuando no sólo Paola debió ser internada por su estado delicado el 7 de junio, primero en Terapia Intensiva y luego en el área de Neonatología del Instituto Nercolini de Oberá, sino además que su esposo estaba aislado en su casa en San Vicente, también por coronavirus. Ya en su hogar y con su familia, la docente deberá seguir diversos tratamientos para lograr su total recuperación.