Daniel Raúl González (64) tiene mucho para contar, para recordar, para compartir. Pudo plasmar todo eso en un borrador que se transformará en libro, a fines de septiembre o principios de octubre venidero. Sus vivencias giran en torno a la labor política y social que desempeñó en el municipio de San Pedro, que el 29 de junio celebró el 141 aniversario de su fundación, donde cumplió la función de intendente entre 1992 y 1995.
Nació el 29 de diciembre de 1956 en San Javier, donde permaneció hasta los 5 años, cuando sus padres decidieron separarse. Fue entonces que su papá, Adolfo González, lo llevó a vivir a San Pedro, donde hizo la primaria y parte de la secundaria, en el bachillerato, que recién se iniciaba. A comienzos de 1975 regresó a San Javier, donde completó el colegio secundario pero en 1977, partió nuevamente a la “Capital de las Araucarias” donde empieza a trabajar y a instalar una oficina para desempeñarse como gestor.
Siempre tuve una gran admiración por los docentes y, más aún, por los rurales, que son los que luchan solos, que muchas veces tienen que entrar a dedo, de a pie, sin ayuda de nadie. En el primer año de gobierno, en 1992, reuní a todos en el Día del Maestro e hicimos la primera fiesta donde el pueblo los homenajeaba. Lo hicimos hasta el 94, con ayuda de un gran amigo periodista Alberto “Pacú” Ríos, y un grupo de docentes organizadores. Hasta ahora es comentada porque no se volvió a editar”.
“Hice cursos de contabilidad moderna y dactilografía, y por la noche daba clases en el Instituto San Francisco, para personas mayores. A eso iba agregando el desarrollo de mi veta social, que era participar de eventos, ayudar a la gente, me mantuve activo en el tema de fútbol, y fui dirigente del Club Cóndor. Luego tuve que dejar por las exigencias de mi trabajo”, comentó.
A pesar del paso del tiempo, le produce orgullo recordar que en 1973, por primera vez San Pedro apareció en las noticias provinciales y nacionales “cuando nos tocó junto con Javier Duarte e Isabelino Romero, representar al municipio en el Campeonato Nacional Evita de Ajedrez. Estuvimos en Río Cuarto, Córdoba, donde fuimos buenos partícipes, con buena puntuación”, acotó.
Cupo para plantar yerba
Con el advenimiento de la democracia, comenzó a trabajar en importantes proyectos. Uno de los más resonantes tuvo que ver con obtener la autorización del Gobierno provincial para dar un permiso de plantación de cinco hectáreas de yerba mate, por primera vez, a los colonos de San Pedro.
Pero la localidad se caracterizaba por no tener mensura en las grandes extensiones de tierra. Entonces, “el primer problema que tuvimos que sortear era conseguir que se otorgue un permiso precario de ocupación porque con ese documento se podía obtener el permiso para hacer rozado. Teníamos la contra de las grandes corporaciones de yerba que no permitían cultivar ilex paraguariensis con el argumento que la zona no era apta para el plantar el producto”, dijo.
Fue por eso que junto al diputado provincial Pedro Wieremiej “tuvimos que convencer a los ingenieros, dirigentes, profesionales, que San Pedro era productor de la semilla de yerba mate, y que es el único lugar de la República donde existen plantaciones de yerba mate silvestre. Tuve que apelar a la memoria de lo que me contaba mi papá, que cuando tenía nueve años, en 1931/32, junto a su tío Avelino González, que vivía en Pato Branco (Brasil), salían con la tropera con unas 200 mulas, pasaban por donde está ahora el puente Paso Rosales, se instalaban en la colonia Liso, y secaban yerba silvestre. Luego colocaban la carga en las mulas, traían al puerto de Montecarlo, y se mandaba a Buenos Aires. Lo mismo hacían a la vuelta, mandaban a Brasil, y llegaba hasta Brasilia. Entonces, con ese argumento, ¿cómo nos iban a decir que San Pedro no era productor de yerba?”, cuestionó.
Finalmente, consiguieron el permiso para plantar cinco hectáreas de yerba. Después, el cupo de amplió a diez. “Para mí es un orgullo ver que San Pedro es potencia en el tema de la yerba. Pero me apena porque muchas de las personas que están ahora usufructuando de ese beneficio quizás se hayan olvidado de la verdadera historia, de cómo nació todo esto”, agregó, al tiempo que recordó que el empuje de la zona rural comenzó en 1985, en el gobierno de Ricardo Barrios Arrechea.
Otro proyecto de envergadura y que “nos costó mucho” giró en torno a la preservación del medio ambiente y la creación de la Reserva de Biosfera Yabotí.
“Eso nace con reuniones que se programaban en 1985/86. Lo primero tiene que ver con la preservación del pino Paraná en 1987 y la creación del Parque de las Araucarias, y el Parque de las Semilleras, en Cruce Caballero. Eso me costó muchas noches de trabajo y de redacción del proyecto con la máquina de escribir -‘la tartamuda’-, que hasta ahora responde. Gracias al esfuerzo del diputado Wieremiej, lo concretamos”.
Trabajo sin pausa
Con el paso de los años, Daniel González comenzó a militar en la Juventud Radical (JR), fue presidente del Partido Radical y empezó a “trabajar fuertemente porque tenía mucha ayuda social de comunidades religiosas, principalmente de Buenos Aires, que me enviaban cosas para compartir con la gente. Lo mío fue siempre eso. En 1989 trabajé fuertemente en la campaña, y en 1991 llegué a la intendencia con muchas ganas de trabajar, aunque a veces el trabajo y las ideas van más rápido que el tiempo”, repasó, quien es conocido como “Tico” o “Picapau”.
Ya desde la Municipalidad, uno de los logros fundamentales fue la concreción de un parque vial y la creación de las delegaciones municipales de Tobuna, Colonia Paraíso y Cruce Caballero, a fin de descentralizar la administración “porque San Pedro representa el 12% de la provincia, es muy grande. También concreté un trabajo que había iniciado en 1984, que era la colonización de Pozo Azul, que nació por la insistencia de la gente de meterse en la propiedad privada. Lo que hicimos, los pocos dirigentes, más los de la juventud, fue defender a la gente y llegar a un acuerdo con los dueños de la propiedad. Cuando asumí, se pudo llegar a un acuerdo y gracias a eso, hoy veo con alegría que se transformó en el municipio N° 76. Tal vez somos anónimos para muchos, pero quiero decir que ese municipio nació de grandes esfuerzos, de grandes reuniones que se hacían en la casa de Don Melo, que era un baluarte de esa época, y del excombatiente Eduardo González, que actualmente está en esa zona”, manifestó el exalcalde, y resaltó que su gestión se desarrolló en condiciones “bastante difíciles” porque tenía al Gobierno provincial (Puerta) y nacional de otro partido (Menem). “Pero igual avancé”, se alegró.
Mientras estaba a cargo de la comuna, se inició la Expo San Pedro 92, con la participación de referentes de Brasil. “Se buscó la integración y vi que faltaba terminar el puente Paso Rosales, que era una estructura inconclusa, por lo que empezamos a trabajar fuerte en el tema. Fue así que el municipio de San Miguel, de Brasil, puso la parte logística y la parte de materiales; el municipio de Paraíso, Brasil, puso el combustible y el campamento, y la Municipalidad de San Pedro, maquinaria y personal. Tuvimos que desviar el arroyo Toro, sin tener carpeta técnica, para que no afecte la estructura del puente. Hicimos también la construcción total del resguardo aduanero que está del lado argentino. Como no había lugar cerca del puente, lo tuvimos que levantar a casi dos kilómetros de distancia. Seguimos con los trámites, pero nunca se habilitó. En 1994 con la presencia de Puerta, representantes de la Cancillería de Brasil, luego de haber aprobado el puente con resistencia de carga por parte de Vialidad Provincial de Misiones y Vialidad Nacional de Brasil, se inauguró el viaducto. Esa fue la inauguración real. Lo que se hizo después es otro cantar”, aclaró el padre de Daniela, Raúl, Mauro y Gabriel, y abuelo de Martina, Lizeth y Bauti, de quienes recibe el incondicional apoyo.
Otro logro importante fue la carrera de Tecnicatura Universitaria Guardaparque. Fue otro proyecto “que me costó más de tres meses de trabajo, y cuando quise pedir que se habilite, tuve todas las trabas. En una charla con la ministra Marisa Micolis, me dijo para que salga, ella iba a hacer caminar el proyecto. Y así pudimos inaugurar. Opté por el anonimato para que el proyecto pudiera salir, en beneficio del pueblo. Que por una puja, por celos, no se pudiera inaugurar, habilitar una escuela, sería una injusticia para el futuro de los chicos”, acotó González, quien siempre se importó por la educación, el fomento del deporte, la creación de la Liga de Fútbol de Frontera, la Liga Colonial, e intercambios entre los municipios.
La creación de la Escuela de Comercio de San Pedro fue otro sueño cumplido. “En 1992 empezamos, en el 93 nos dieron la matrícula, pero sin edificio. Entonces en dos meses tuvimos que levantarlo entre todos los que pudimos aportar algo, incluso algunos aserraderos. Hicimos una construcción de madera con piso de cemento para que se habilite esa escuela, que ahora funciona a full”, sostuvo.
Otra de las concreciones que a González le produjo “mucha alegría” fue la Escuela Especial “porque era un pedido de mucha gente que tenía chicos con problemas de discapacidad. No podía conseguir la matrícula entonces con la colaboración de los concejales creamos la primera Escuela Municipal de Educación Especial. Después de diez años, la provincia otorgó una matrícula, y sigue funcionando. La primera directora fue Sara Tatarinoff. Asistían muchos chicos, y era realmente algo muy importante para el pueblo”.
Con la Expo San Pedro 92 aglutinó a todos los cantores, músicos, compositores, a fin de crear la Asociación de Cantores, Compositores y Afines de San Pedro. En esa oportunidad se grabó, por primera vez, “San Pedro canta al país”. Además, “junto a Gabriel Alvez Almeida, que puso la música con su acordeón, letras y guitarra de Juan Álvarez, y la corrección e incorporación de algunos párrafos por mi parte, pusimos en marcha el himno a San Pedro. Y se creó la bandera del municipio a través de un concurso de dibujo, que representa a las araucarias que son el símbolo del municipio”.
En 1992 empezó con la construcción de empedrado y puentes porque cuando llovía, la localidad se inundaba y de dividía en dos. “Había solo tubos por lo que se hicieron grandes construcciones de puentes. Al fin tuvo empedrado, y en el 94, llegó el asfalto. Nunca me quedé solo en la gestión básica sino que trataba de incentivar, de acercarme, de no llevar la política en la espalda, sino llevar la convivencia. Si tenía que ir a hablar con el Gobernador que no era de mi color político para solicitar obras para el pueblo, se hacía. Así, pudimos inaugurar el último tramo de asfaltado de la ruta 14 cuando Carlos Rovira era presidente de la Dirección Provincial de Vialidad (DPV). Viendo de lejos, me doy cuenta que no estaba errado en el contexto de cómo se gobierna, y cómo se construye, pensando en el futuro de los hijos, y en lo bueno que es para la comunidad”, expresó.
Turismo a largo plazo
González admitió que siempre le gustaron las luchas por la identidad sampedrina. “Creo que fui el primer intendente que mandó a verificar todos los mojones del municipio. Estuve peleando por el Moconá, que pertenece a San Pedro pero que en estos momentos es explotado por El Soberbio y San Vicente. Hice un proyecto para concesionarlo por 30 años, con la instalación de una pista de aterrizaje, y se hacían cargo del mantenimiento de la ruta desde colonia Paraíso hasta Moconá, pero naufragó en el Concejo Deliberante local. Yo veía un turismo a 20 o 30 años, y ellos no veían el más allá. Por eso creamos el complejo Mbiguá, que era el turismo de los humildes, la carrera de karting, que quedó en la nada. Mandé delegaciones de jóvenes a muchos lugares del país, inclusive de Paraguay, a encuentros de turismo a fin que se capacitaran, porque veía que el turismo era el futuro. Si avanzábamos con los parques, con el Moconá, con la belleza de San Pedro, hoy seríamos potencia”, reflexionó.
“Pero nos quedamos, que es lo que pasa cuando no ves más allá de tu nariz, no ves el futuro, ves sólo lo que te rodea. Siempre se supo que San Pedro terminaba en Gramado y llegaba hasta Paraíso”, pero puede dar fe que San Pedro “nace en Fracrán, donde está el primer mojón, detrás de la YPF, y va hasta la Intercontinental, a 25 kilómetros de Bernardo de Irigoyen”.
Con un grupo de profesionales que lo acompañaban, inició una recuperación “a la que llamé ‘reparación histórica’ de lo que pertenecía al municipio. Inicié juicio contra varias empresas grandes que debían mucho dinero. Llegamos a tocar zonas sensibles en el Gobierno y tuvimos que llevar el expediente a Buenos Aires para seguir la lucha. La Provincia expropió para pasar a parques, donde nace la Biosfera Yabotí. Al expropiar, se hacía cargo del monto que debían a San Pedro. En ese momento eran dos millones de pesos o dos millones de dólares. Cuando entregué mi mandato, entregue una deuda de 237 mil pesos, pero también dejé un crédito -a cobrar de manera inmediata- equivalente a cuatro presupuestos. Con eso después la Provincia entregó a la Comuna el actual edificio municipal y un parque vial”, explicó, e insistió con que “son cosas que cuento porque hacen a la historia, porque por primera vez alguien salió a pelear y a defender lo que era de San Pedro”.
Lo que nunca le gustó a González es que “siempre se saque pero que no se dé. San Pedro se caracterizó siempre por ser obraje de la provincia, cuando necesitaban madera, se apeaba el pino Paraná; pero cuando necesitaba algo, no había. Un empleado público de fuerzas armadas, sanitario, era destinado a San Pedro como castigo. Los docentes estaban 20 años residiendo en una casita que se caía, viviendo de prestado, pero construyendo en otro lado. Entonces siempre estaba en la mente que San Pedro era sólo un obraje o un lugar para hacerse la ‘américa’ pero nunca para apostar, convivir y sacar lo bueno. La gran colonización que comenzó en 1985 fue la que devolvió a San Pedro la identidad y, por primera, vez en 1987/89 se entraba a las colonias y se veía casas lindas, grandes plantaciones de yerba, de té, de pino. Dejó de ser obraje para ser colonia. Todo se fue transformando a partir del permiso precario, la mensura, permiso para plantar yerba, luego incentivar la plantación del té clonal. Fueron muchas cosas que motivaban a la gente que generaba esperanza y daba ganas de pensar en el futuro”, enfatizó.
Un paso al costado
“Después del 95 traté de alejarme de la política, y también de San Pedro. No me gusta ser obsecuente, no me gusta aplaudir, y cuando no tenés la fuerza y el respaldo necesario, es preferible dar un paso al costado. Es que cuando sos empleado público, dependés del Estado y perdés tu libertad, porque tenés que decir lo que los otros te obligan, o te convencen que digas, entonces no tenés libertad de opinar, de disentir y de defender lo tuyo. Si no estás preparado para perder tu libertad, es preferible alejarte. Fui muy perseguido políticamente. Primero porque vengo de un contexto de mucha pobreza. Hasta tercer grado fui a la escuela descalzo, muchas veces pisando la tierra helada, y hay un sector de la sociedad que no acepta que alguien que viene de abajo, un ´Don nadie´, llegue. Y más aún, que llegue, y que haga… Y que no esté subordinado a la decisión del mandamás, del capanga, de lo que diga el Don, porque en cada pueblo dicen ´vamos a ver qué es lo que dice Don, cuando aparece alguien que está fuera del control, te persiguen. En mi caso más aún porque era de otro partido, porque por primera vez -y única- la UCR gobernaba San Pedro, un municipio que siempre fue peronista. Senté precedentes por mi convicción, por la comunicación, y la unión que había, porque siempre ayudé a todos. Llego impulsado por un grupo que no era del pueblo. El pueblo nunca estuvo conmigo, a diferencia de las colonias y la gente humilde. Tenía que gobernar con toda la alta esfera de la sociedad en contra, un Gobierno provincial en contra, al igual que el nacional. Gracias a Dios se hizo mucho. Cuando terminé, lo hice muy cansado, golpeado, y abandonado por los correligionarios porque el partido radical no sabe aglutinar y contener a su gente. Es mas fácil criticar o, como el avestruz, esconder la cabeza. En esa época decidí alejarme, preservar a mi familia y dormir tranquilo”.
Ahora se encuentra residiendo en Posadas junto a su compañera de vida, “Mechy” Almirón.