Por primera vez desde que el Instituto Datafolha comenzó a interrogar a los brasileños sobre el tema, en abril de 2020, la mayoría de los entrevistados dijo estar a favor de abrir el proceso de juicio político para el presidente Jair Bolsonaro (sin partido), según una encuesta de Datafolha.
De acuerdo con el sondeo, el 54% de los ciudadanos respalda una medida propuesta de la Cámara de Diputados del Congreso, para abrir un proceso de juicio político contra el mandatario. El 42% de los entrevistados se opone.
La popularidad del gobernante se vio aún más afectada y los resultados parecen mostrar que cada vez más ciudadanos le dan la espalda.
El último sondeo nacional indica un cambio en la opinión pública, luego de que otro de la misma firma, divulgado el pasado mayo, mostrara un empate entre los partidarios y opositores de un “impeachment” contra el jefe de Estado.
Los legisladores en la Cámara baja impulsan el juicio contra el gobernante acusado de negligencia ante la pandemia del COVID-19 en Brasil, que deja cerca de 533.000 personas muertas en el país, uno de los principales epicentros de la emergencia sanitaria a nivel mundial.
Además, en las últimas semanas el Gobierno del ultraderechista se ha visto salpicado por un escándalo de corrupción relacionado con la compra de vacunas, después de haber sido un negacionista sistemático de la enfermedad.
Prevaricato
A principios de julio, la Fiscalía anunció que investiga si el mandatario incurrió en el delito de prevaricato, por incumplimiento de sus funciones como funcionario público. La indagación se centra en esclarecer si sabía o no de irregularidades en un contrato con la farmacéutica india Bharat Biotech para adquirir al menos 20 millones de dosis de su vacuna Covaxin.
Entre las anomalías, estaría un sobrecosto en los fármacos, un precio de 15 dólares por cada dosis, la más cara de todas las vacunas compradas hasta la fecha por Brasil y pagos anticipados en un paraíso fiscal a una tercera firma que no figuraba en el contrato, algo que la comisión parlamentaria consideró “altamente sospechoso”.
¿Qué presuntas responsabilidades tendría Bolsonaro? El diputado de centroderecha y aliado del presidente, Luis Miranda, y su hermano Ricardo Miranda, funcionario del Ministerio de Salud, declararon ante la comisión parlamentaria del Senado que compartieron con el mandatario sus preocupaciones sobre estas irregularidades en el acuerdo de compra, pero que aparentemente no se tomó ninguna medida.
Ricardo Miranda también declaró que recibió presiones por parte de altos funcionarios para que avalara el contrato, pese a las anomalías que presentaba.
Un juez de la Corte Suprema autorizó entonces la indagación de la Fiscalía contra el jefe de Estado. El ente acusador busca esclarecer qué acciones concretas tomó después del aviso.
Bolsonaro se defiende
Tras la publicación del sondeo que mostró una erosión en los niveles de respaldo a su Gobierno, Jair Bolsonaro refutó cualquier caso de corrupción en su Administración.
En una entrevista de radio, el gobernante aseguró que había tomado medidas después de que los funcionarios compartieran sus preocupaciones sobre el acuerdo de Covaxin, pero no entregó mayores detalles.
“Me reúno con 100 personas al mes sobre los temas más variados imaginables (…) Tomé medidas en este caso”, declaró a Radio Gaucha, con sede en Porto Alegre, sur de Brasil, con respecto a los alegatos de que no le habría pedido a la Policía investigar la situación de la que fue alertado.
Más tarde, ante sus seguidores, en esta misma ciudad dijo que “van dos años y medio sin corrupción. Quieren imputarme ahora un crimen de corrupción pese a que no fue comprada ni una dosis de esas vacunas”.
Según el presidente, los contratos sospechosos fueron suspendidos por los organismos fiscalizadores debido a que “nosotros tenemos un filtro, tenemos control”.
Bolsonaro también aseguró que “se trata de una historia fantasiosa que sólo sirve para tres senadores se promuevan políticamente”, en referencia a quienes lo acusan.
Antes de verse salpicado por las denuncias de corrupción en la compra de vacunas, la imagen de Bolsonaro ya venía deteriorándose por su cuestionada gestión frente a la pandemia, contrario a los confinamientos, las mascarillas y otras medidas preventivas contra el COVID-19.
“Me cago en la CPI”
“¿Saben cuál es mi respuesta? Me cago, me cago en la CPI. No voy a responder nada”, dijo Jair Bolsonaro, al negarse a ir a responder las denuncias recibidas por la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) sobre vacunas.