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Miguel Ángel Pizmeny murió camino a una ermita, para rezarle a la Virgen de Azara. Almorzó con parte de su familia y cuando se dirigía a ratificar su fe un automovilista, por circunstancias que la Justicia deberá explicar con solvencia, lo colisionó de atrás y a alta velocidad sobre una ruta provincial en Apóstoles, el martes 29 de junio poco después de las 15.
Ayer no fueron pocos los que marcharon hasta la puerta del Juzgado de Instrucción 4, a solicitarle al juez Miguel Ángel Faría que revea la imputación provisoria para el ingeniero Jorge Miguel Botiuk (57) y que retorne a una celda de detención porque sostienen que no se trató de un “homicidio en accidente de tránsito” y que hay suficientes evidencias, claras y tangibles, para investigar el caso como “homicidio simple con dolo eventual”, con pena de hasta 25 años de prisión.
A “Papaíto” Pizmeny lo conocieron en Apóstoles, Azara y varias localidades próximas como un joven mozo gastronómico, como árbitro de fútbol, encargado de un videoclub, rotisero, pero también como fervoroso devoto religioso y solidario con sus vecinos pobres.
Perdió la vida hace dos semanas pero sus vecinos y amigos ayer volvieron a reclamar contra su olvido.
Guillermo tiene 34 años y es el mayor de los tres hijos de Pizmeny. Dialogó ayer con PRIMERA EDICIÓN para explicar por qué se realizó la segunda marcha y qué esperan como respuesta acertada del juez Faría: “Queremos justicia, a mi padre lo chocó un hombre, un funcionario y referente agrario, que debe responder como corresponde, porque las pericias indican que lo levantó por el aire con su automóvil, en una zona de accesos a fábricas y distintos emprendimientos. Cada 200 metros hay una cruce ahí donde salen camiones, no se puede conducir a 140 kilómetros por hora, con alcohol en sangre, matar con tanta alevosía y estar dos días detenido nada más, sin que se le realice autopsia a la víctima, y consiguiendo la libertad con sólo presentar la titularidad de un camión para cubrir la caución. La bronca que genera no se puede explicar, la sensación de que los pobres no tienen justicia, o que para muy pocos hay pero tantos otros no, es muy fea”.
“A mi papá lo chocaron cuando iba a rezar. Almorzamos en casa y se iba a ver a la Virgen de Azara, todo lo que hacía se lo ofrendaba. Juntaba mercadería, su tiempo lo dedicaba a trabajar en una casa de comidas. Cocinaba pollos al espiedo, hacía de todo y vivía para todos, su familia, vecinos, era ‘Papaíto’”.
En cuanto a las pericias y a los planteos que la familia de la víctima espera avancen en el Juzgado de Apóstoles, Guillermo Pizmeny agregó: “El que lo chocó tenía 0,37 (gramos) de alcohol en sangre, pudo frenar recién 200 metros después del punto en el que chocó a mi padre (kilómetro 22 de la ruta 1) y como 50 metros antes quedó tendido sin vida mi viejo”.
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“Se consiguió un registro de cámara de seguridad de una empresa de la zona que grabó el tránsito a alta velocidad del auto (VW Vento) y aguardamos que se aclare porque no habría llamado como dice este hombre a una ambulancia, por el contrario lo que sospechamos es que estaba manipulando el celular cuando atropelló a mi viejo con plena luz del día y sin maniobras de nadie que haya complicado su tránsito”.
“No vamos a parar de marchar y reclamar hasta que la Justicia responda. Vamos a cortar la ruta si es necesario, pero no queremos una imputación leve que le permita andar por la calle con libertad y sin que le importe nada. Violó la ley, se debe responder como corresponde”.