Desde que el mundo es mundo existió la amistad y si bien es cierto que hay un día especial para celebrar creo que para el amigo verdadero no hay fechas asignadas.
Agradezco a mis amigos de la infancia, a aquellos de la juventud y a los que la vida puso en mi camino.
El amigo que está cuando reímos o tal vez lloramos juntos, es el que se queda a nuestro lado en silencio cuando no hay palabras que puedan consolar.
Aquel que sin importar la hora te pregunta: “¿Qué necesitás amiga?”. Lo he palpado este año en unos momentos vividos.
La amistad se acompaña, se construye cada día aunque también por circunstancias del destino estén lejos físicamente, pero nunca lejos de nuestros corazones.
Ya pasará esta pandemia y volveremos a abrazarnos. Agradezco a Dios por los amigos que me ha regalado la vida. A todos ellos simplemente: ¡Gracias de corazón!