El 28 de julio de 1821, el general José de San Martín, al mando de la Expedición Libertadora del Perú proveniente de Chile, proclamó en Lima la independencia del Estado peruano. Seguidamente, bajo el Protectorado de San Martín, se inició la formación de un Congreso Constituyente.
En el episodio final de la guerra, bajo el mando del Libertador venezolano general Simón Bolívar, en 1824, tuvo lugar la campaña de Junín y Ayacucho, que concluyó con la capitulación del ejército realista y puso fin al Virreynato del Perú.
La independencia del Perú es un capítulo más en las guerras de emancipación hispanoamericanas que comenzaron a escala continental en 1808. Estos conflictos enfrentaron a la monarquía española con los nacientes Estados americanos que pretendían obtener su independencia.
La independencia del Perú se estimó crucial para garantizar la independencia de los demás países de América del sur; pero, más allá de la independencia peruana, el proceso de independencia de las colonias españolas en América concluyó en el Caribe, a finales de siglo XIX, con la independencia de la República Dominicana (1844) y la adquisición de Cuba y Puerto Rico (1898) como botín de guerra por parte de Estados Unidos de América (Guerra Hispanoamericana).
Posteriormente, Cuba también adquirió su independencia.
Con anterioridad a la independencia de Perú, durante la conquista y el período colonial, se produjeron otras rebeliones y revoluciones que buscaron el surgimiento de un país independiente.
Las revoluciones en Perú se produjeron desde la captura del inca Atahualpa, la tarde del 16 de noviembre de 1532, en la batalla de Cajamarca, que llevó a la conquista del Imperio Inca por parte de Francisco Pizarro.