Por: Rocío Gómez
Los amantes del deporte tuvimos que esperar cinco años y no cuatro, como ocurre tradicionalmente, para que se realicen los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 que, aunque mantiene su nombre original, se disputan en 2021. Pasa que en marzo del año pasado, cuando la pandemia de coronavirus azotaba con fuerza al mundo entero, los organizadores y el Comité Olímpico Internacional (COI) tomaron la difícil decisión de posponer la competencia que reúne a lo mejor del deporte mundial.
He aquí la primera de las particularidades que tienen estos Juegos: son los primeros en disputarse en un año impar. Hasta esta edición se habían llegado a cancelar tres Juegos Olímpicos, todos ellos por conflictos bélicos. Los primeros fueron los de 1916, previstos para Berlín, pero tuvieron que ser cancelados por el estallido de la Primera Guerra Mundial; y luego 1940 y 1944, cancelados por la guerra entre Japón y China y la Segunda Guerra Mundial. Recién volvieron a jugarse en 1948 en Londres, en los que fueron los primeros Juegos televisados de la historia.
Desde entonces, se disputan siempre cada cuatro años, es decir en años pares, este es el primero que ocurre cinco años después del último.
Con la reprogramación en marcha, el 2021 llegó pero la pandemia no se fue. Para colmo, semanas previas a la cita olímpica, Tokio declaró el estado de emergencia ante el aumento de casos de coronavirus y los organizadores decidieron que, en esta ocasión, la cita se juegue sin público. Otra de las particularidades de Tokio 2020: son los primeros Juegos que se realizan en el marco de una pandemia mundial y se juegan sin público en las tribunas. Los únicos autorizados a sentarse en las gradas son los integrantes de las delegaciones y dirigentes, nadie más.
Serán los segundos Juegos Olímpicos que se celebren en la capital de Japón. Los anteriores fueron en 1964. Para la edición 2020 Madrid también presentó su candidatura, pero la decisión final del COI fue la de otorgar la celebración del evento al país asiático.
Una gran parte de la población japonesa se mostró en contra de la realización de los Juegos a raíz de la situación sanitaria que atraviesa el país y el mundo. El temor residía en que, entre atletas, entrenadores y dirigentes llegarían a tierras niponas más de 20 mil personas de todas partes del mundo, lo que podría poner en jaque el sistema sanitario de la isla. Por protocolo, los recién llegados debieron aislarse y no pueden salir de la burbuja que se impuso en la Villa Olímpica.
Según una encuesta publicada por el diario Asahi Shimbun en la previa a los Juegos, más del 80% de los 1.527 encuestados dijeron que los Juegos Olímpicos deberían cancelarse o posponerse. La máxima prueba de rechazo llegó cuando la llama olímpica recorría sus últimos kilómetros y una mujer japonesa intentó apagarla con una pistola de agua.
Los primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna se disputaron en 1896, cuando se jugaron en Atenas. Fueron concebidos por el barón francés Pierre de Coubertin y se gestaron en 1894 en la Universidad de la Sorbona, en París. El 24 de junio de 1894 se creó el Comité Olímpico Internacional (COI) con la asistencia de 15 países y en la primera edición participaron 14 países y 241 deportistas, exclusivamente hombres, que compitieron en 43 pruebas de diez disciplinas.
El estadounidense James Connoly, en salto triple, fue el primer campeón olímpico de la historia y las competencias de natación se realizaron en mar abierto. Los premios que se otorgaron fueron una medalla de plata, una corona de laureles y un diploma. En aquel entonces, la prensa ignoró el evento casi por completo.
Las atletas mujeres hicieron su debut recién en París 1900. Se presentaron apenas 19 deportistas, un número diminuto ante la cantidad de hombres que participaron en la capital francesa: 1206. La primera mujer en coronarse campeona olímpica fue la tenista inglesa Charlotte Cooper.
El número de mujeres que participaba en los Juegos fue creciendo lentamente desde aquella presentación en París. A excepción de 1904, en Saint Louis, cuando fueron apenas ocho, pero de ahí en más el número fue en aumento hasta que, 24 años después del debut de las mujeres en la cita olímpica, pasaron por primera vez las 100 participantes, con 136 en total en París 1924. No fue hasta Munich 1972 que las mujeres llegaron a ser más de mil competidoras: 1.058, mientras que los hombres alcanzaron la cifra de 6.065.
Fue todo un viaje hasta lograr la igualdad de género, particularidad que tiene Tokio 2020. “Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 serán los primeros con paridad de género en la historia con un 48,8% de participación femenina”, dijo en la previa el presidente del COI, Thomas Bach, y adelantó que el compromiso es alcanzar la total igualdad de género para los Juegos Olímpicos de París 2024.
En 2018, los Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires fueron el primer evento Olímpico totalmente equilibrado por género y Londres 2012 fue la primera vez en la que todos los Comités Olímpicos Nacionales incluyeron al menos una atleta femenina en su delegación en la historia de los Juegos: Brunei, Arabia Saudita y Qatar tuvieron atletas femeninas como parte de sus delegaciones por primera vez.
En Río 2016, la participación femenina alcanzó el 45%, la cifra más alta hasta la fecha. Sin embargo, ninguna edición de los Juegos Olímpicos ha conseguido tener a los 206 Comités Olímpicos Nacionales representados por al menos un atleta masculino y uno femenino juntos en sus delegaciones.
Además, se cambiaron las reglas para permitir dos abanderados, uno masculino y otro femenino, para que porten de manera conjunta la bandera de su país en la ceremonia de apertura de los Juegos: en el caso de Argentina, Santiago Lange y Cecilia Carraza Saroli, campeones olímpicos en Río 2016, fueron los abanderados de la delegación argentina.
En cuanto a los deportes, la gimnasia rítmica y la natación artística son las dos únicas disciplinas del programa olímpico exclusivamente femeninas. La lucha grecorromana es la única solo para hombres. En vela hay una clase masculina más que femenina, en boxeo hay ocho pesos para hombres y solo cinco para mujeres y en fútbol el torneo masculino admite a 16 selecciones y el femenino únicamente a 12.
Las pruebas mixtas han aumentado hasta 18, nueve más que en los Juegos de Río 2016, para animar a las delegaciones a incluir a más mujeres y se ha modificado el calendario de competición para que las finales de las disciplinas tengan la misma visibilidad para hombres y mujeres.
Sin embargo, todavía falta, ya que no habrá marcha de 50 kilómetros para mujeres, pese a que ya se realizó en el Campeonato Mundial de Atletismo Doha 2019. Un grupo de marchistas llevó una apelación ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo, que el pasado febrero se declaró sin jurisdicción para incluir la prueba en Tokio 2020.
Por otra parte, en tierras niponas participará la primera atleta transgénero, la levantadora de pesas neozelandesa Laurel Hubbard, de 43 años, que comenzó en 2012 un proceso de reasignación de sexo. Disputará la categoría de +87 kg. La admisión de deportistas trans en las pruebas femeninas fue vista con recelo y hasta con oposición por algunas asociaciones de mujeres, rivales y varias federaciones que incluso intentaron impedir que pudiera competir alegando su ventaja física.
Es más, deportistas referentes de la comunidad LGTBIQ+ como Caitlyn Jenner o Martina Navratilova se han posicionado en contra de que alguien nacido hombre pueda competir con mujeres.
Un grupo de mujeres deportistas llamado Save Women’s Sport Australasia protestó en contra que se permita a Hubbard pelear por una medalla olímpica. “Es una política errónea del COI la que ha permitido la selección de un hombre biológico de 43 años que se identifica como mujer para competir en la categoría femenina”, apuntaron en una declaración conjunta firmada por varias atletas.
Sin embargo, las reglas establecen que debe cumplir con el nivel de testosterona que indicaron los médicos durante al menos 12 meses anteriores a la competición y la halterófila cumple con estos parámetros desde hace años, según indicó el COI. De todas maneras, la polémica sigue y luego de su prueba, que será el lunes 2 de agosto, a las 7.50 (hora argentina), seguramente habrá repercusiones.
En Tokio, además, se sumaron como deportes olímpicos el surf, el skateboard, la escalada, el kárate y el béisbol; así como el baloncesto 3×3, una modalidad del deporte de la pelota naranja, y se ha registrado el récord del podio más joven de la historia olímpica: el skateboarding femenino coronó a Momiji Nishiya, de 13 años, que ganó el oro, la brasileña Rayssa Leal, también de 13, que ganó la medalla de plata y Funa Nakayama, de 16, de Japón, que se llevó el bronce. Entre las tres suman 42 años.
Otra de las particularidades son justamente, las medallas. Estas preseas, tan deseadas por los atletas, se fabricaron reutilizando más de seis millones de dispositivos electrónicos. De la tarea de recolectar el material participó todo Japón a través del “Proyect Tokio 2020 Medal”. Fue la propia gente la que aportó el material para ser reciclado y que fue recolectado en más de 2 mil negocios de electrónica y alrededor de 1.300 escuelas, con el apoyo de NTT Docomo, el más importante operador telefónico de Japón.
El proyecto nació hace dos años y permitió reunir casi 80 mil toneladas de descarte (seis millones de smartphone, entre otros objetos) para ser recicladas y obtener el material necesario para diseñar las medallas de estos Juegos.
De ese material se rescataron casi 30 kilogramos de oro, cerca de 3.500 kilos de plata y otros 2.200 de bronce, los tres metales con que están hechas las preseas para los tres primeros de cada competencia. El diseño de las medallas estuvo a cargo del artista Junichi Kawanishi, ganador de un concurso en el que participaron más de 400 personas. La imagen en el lado anverso del trofeo representa a la diosa griega de la victoria Niké, y en el reverso se puede ver el símbolo de los Juegos Olímpicos.
Para la construcción de los podios de las ceremonias de entregas de medallas se recogieron 24.5 toneladas de plástico usado y también la antorcha olímpica fue confeccionada con aluminio reciclado. La situación por la contaminación ambiental es cada vez más alarmante y desde Tokio se envía un mensaje al respecto.
Cada Juego Olímpico tiene sus particularidades y Tokio no es ni será la excepción. Será recordado como la cita donde se compitió en burbujas, donde se debió hacer aislamiento en medio de una pandemia; en la que los podios tendrán la foto de los atletas con barbijo; donde no hubo gente en las tribunas y se entregaron medallas realizadas con material reciclado. Una cita que quedará para la historia.
(*) Con datos del Comité Olímpico Argentino, del sitio oficial Tokio 2020, Télam, tudn.com y efeminista.com.