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Simón Báez, el pequeño de cuatro años que desde octubre del 2020 estaba en Buenos Aires para tratar su tumor maligno, volvió victorioso a su hogar en Iguazú. Después de casi un año de ausencias, su casa se deterioró casi por completo y piden ayuda para reacondicionarla.
Tratamientos agresivos
En octubre del 2020, Simón y sus padres se mudaron de urgencia a Buenos Aires. “Desde el Hospital Madariaga de Posadas nos derivaron al Hospital de Niños Fernando Gutiérrez de Buenos Aires porque mi hijo fue diagnosticado con un tumor maligno de grado 4”, contó a FM 89.3 Santa María de las Misiones, la mamá del pequeño, Beatriz Fariña.
Gracias al apoyo y trabajo en conjunto con Salud Pública de Misiones “llegamos el 8 de octubre y al día siguiente fue sometido a su primera cirugía para hacer el análisis patológico que permita saber de qué se trataba el tumor”, relató. Durante esa primera operación, “los médicos pudieron extraer un poquito para el estudio y determinaron que se trataba de un pineoblastoma grado 4”, agregó.
Diez días después, “lo volvieron a abrir para intentar extraer un poco más del tumor, aunque sabían que no iban a poder sacarle todo”, dijo Fariña.
A los pocos días de recuperarse de su segunda cirugía, Simón comenzó con un tratamiento de quimioterapia: “obviamente fue un proceso súper agresivo, porque el tumor de mi hijo ya estaba muy avanzado”.
A raíz de la quimioterapia, en noviembre Simón tuvo hemorragia de estómago y tuvo que estar internado en terapia intensiva durante casi un mes.
El tumor se redujo
Debido a que “el tratamiento estaba siendo muy nocivo para él, los médicos decidieron reemplazar la quimio por 30 sesiones de radioterapia”, explicó la mamá del pequeño.
En mayo del 2021, Simón terminó su última sesión y en junio recibieron la noticia que más esperaban: “le hicieron una resonancia de control que demostró que el tumor se redujo al mínimo. Todavía tiene un residual, pero por la zona donde está ubicado y porque los tratamientos son todavía muy recientes, los médicos dijeron que no es necesario someterlo a cirugía”. En cambio, el misionerito de cuatro años seguirá bajo controles imagenológicos durante algunos meses.
Hogar dulce hogar
Después de casi un año de cirugías, tratamientos y controles, la familia volvió a Iguazú. Sin embargo, su casa no está en las mismas condiciones que cuando la dejaron: “Desde que nos fuimos en octubre del año pasado a hoy, nuestra casa permaneció cerrada y se deterioró. Encima que es precaria, al no haber tenido circulación de aire ni mantenimiento, se echó a perder casi un 90%”, explicó el papá del pequeño, Ulises Báez.
Como su hogar no está en condiciones para ser habitado, y mucho menos por un niño como Simón, actualmente están viviendo en una casa que le prestaron hasta que puedan reacondicionar la suya. “Al ser un paciente oncológico, no tiene que tener contacto con ningún virus ni bacterias. Está en una situación muy delicada”, destacó.
Al ser trabajadores del turismo e independientes, durante todo este tiempo no recibieron ingresos y no tienen los recursos suficientes para llevar a cabo las obras de reparación. Por eso, piden ayuda económica.
Secuelas
Debido a las cirugías y tratamientos agresivos a los que se sometió, Simón hoy está en silla de ruedas y con dificultad en el habla, ya que una parte de su cuerpo sufrió parálisis.
Sin embargo, su mamá dijo que los médicos le aseguraron que “con un buen tratamiento, mi hijo tiene todas las posibilidades de mejorar y volver a su vida normal. Simón volvió victorioso, con secuelas por la guerra contra el cáncer, pero sus heridas sanarán pronto”.