De acuerdo con las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), unos 500 millones de personas de América del Sur, Central y del Norte están potencialmente en riesgo de contraer dengue, la enfermedad viral de mayor diseminación entre las transmitidas por mosquitos.
El dengue está entre las diez principales amenazas a la salud pública mundial y es endémico en más de 100 países, con una mayor prevalencia en los sectores más vulnerables.
La mitad de la población mundial está expuesta a la infección, registrándose unos 390 millones de contagios, 96 millones con manifestación clínica evidente, 500 mil hospitalizaciones y alrededor de 20 mil fallecimientos por año en todo el planeta.
Su incidencia aumentó 30 veces en los últimos 50 años, con más países que por primera vez identificaron brotes de dengue.
Con todas estas cifras sobre la mesa, resulta más que evidente la necesidad de una fecha como la de hoy, 26 de agosto, en que se conmemora el Día Internacional contra el Dengue, con el objetivo de crear una mayor conciencia para la prevención y tratamiento de una enfermedad muy contagiosa, que se transmite fundamentalmente a través del mosquito vector, el Aedes aegypti.
Generalmente las infecciones por dengue son asintomáticas o la enfermedad cursa de manera leve a moderada con síntomas parecidos a los de la gripe, pero en algunos casos se manifiesta en forma grave y puede presentar complicaciones severas que eventualmente conllevan riesgo de vida.
“El dengue no distingue edad, sexo, ni raza, pero afecta con mayor vehemencia a las poblaciones más vulnerables, de los niveles económicos más desprotegidos. Llamativamente, ni siquiera las cuarentenas estrictas impuestas por la pandemia por COVID-19, donde la gente se refugió en sus domicilios con escasa circulación exterior, pudieron frenar la expansión de esta potencial pandemia, ya que el mosquito se cría y vive cerca de los domicilios y logró mantener sus valores históricos de contagio”, informó Gastón Domingues Caetano, del laboratorio Takeda, uno de los que están ensayando una vacuna contra esta enfermedad.
Los grupos más susceptibles a desarrollar complicaciones por el contagio de alguno de los cuatro serotipos del dengue son los niños pequeños y los adultos mayores, especialmente aquellos que viven en zonas carenciadas con ambientes que facilitan la cría del mosquito transmisor.
Entre los principales síntomas de la enfermedad se destacan fiebre, náuseas/vómitos, erupción en la piel, dolor de cabeza y dolor detrás de los ojos y dolores musculares varios. Ante la aparición de cualquiera de estos síntomas, se recomienda la consulta inmediata con el centro asistencial más cercano.
Como medida de prevención, se procura evitar la propagación del mosquito transmisor, lo que incluye eliminar todos los reservorios de agua donde se crían las larvas, sanear predios y remediar suelos, incorporar mejoras que hacen a la salud ambiental y a condiciones de vida saludables, como provisión de agua corriente, cloacas, y gestión de residuos, entre otras. También, protegerse instalando mosquiteros en buen estado, evitando las picaduras de los mosquitos con abundante repelente y usando ropa que cubra brazos y piernas.
Habiendo tan pocas opciones para prevenir la infección por dengue, se necesitan vacunas seguras y efectivas para evitar el contagio.