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El 4 de octubre de 2020, Carlos Armando Viera de Lima (35) se reunió con su compañero y vecino, puesto que le había propuesto “asustar nomás” a alguien. El “apriete” nunca ocurrió porque en medio de la ronda de tragos discutieron y “se desconocieron” pero no terminó en una discusión verbal, para el supuesto amigo de Viera de Lima no era algo nuevo descargar la bronca contra alguien cercano y no fue esta la excepción.
Es el principal sospechoso de asesinarlo de un garrotazo y sumar así otra víctima a su prontuario fatal. Menos de un año después de este crimen, el caso ya aguarda fecha de debate en el Tribunal Penal 1 de Oberá.
Hace pocos días el juez de Instrucción 2, Horacio Alarcón, tras la opinión fiscal cerró la investigación y elevó a juicio oral por “homicidio simple” la muerte de Viera de Lima, ocurrida en un yerbal de la localidad de 25 de Mayo. Roque Eduardo Álvez de Almeida (36), volverá a enfrentarse a la justicia por un nuevo caso de homicidio, el cual prevé una pena de entre 8 a 25 años de prisión, con el agravante que ya había purgado condena por el mismo delito años atrás.
El crimen ocurrió seguramente de una forma nunca sospechada por Viera de Lima. Se había separado de su concubina, quien al parecer había vuelto a rehacer su vida con una nueva pareja.
Habría tenido algún desencuentro verbal con el nuevo compañero de su expareja y planeaba darle “un escarmiento” por lo que habló con Álvez de Almeida para que lo ayudara a emboscarlo y darle un susto nada más.
En el expediente de la causa se remarca que el lunes 5 de octubre de 2020, un hombre que realizaba tareas de limpieza en un yerbal cercano al barrio Nuevo de 25 de Mayo encontró el cuerpo inerte de De Lima en un camino al costado de la plantación. Tenía cabeza partida de un golpe.
Cuando arribaron efectivos de la comisaría local, el médico policial determinó que presentaba un traumatismo en la base del cráneo con posible fractura, hecho que luego se confirmó en la autopsia como causal de muerte.
La pesquisa apuntó en principio a quien había sido hijastro de la víctima, un joven de 19 años, puesto que se supo que lo había amenazado días antes. Pero no había otro elemento más contundente para inculparlo y a los pocos días terminó liberado.
Las sospechas firmes recayeron sobre De Almeida porque un testigo lo vio salir del yerbal con la ropa con manchas similares a sangre. En un allanamiento en su vivienda encontraron un borceguí, una camisa y un pantalón con manchas hemáticas.
Otra de las evidencias que acorralaron al autor fue que lo vieron en compañía de la víctima en un bar de la zona, donde bebieron. Al salir de allí se dirigieron en la tarde noche del domingo hacia las cercanías del yerbal.
Al otro día, tras el hallazgo del cuerpo, la policía en un rastrillaje encontró un trozo de madera de grandes dimensiones tipo estaca con manchas de sangre. Este resultó ser el arma homicida que le partió el cráneo a Viera de Lima.
Apenas se conoció el caso, el jefe de la comisaría de 25 de Mayo supo que estaba ante un sospechoso ya conocido por él. En 2003 le había tocado ser el sumariante en un caso ocurrido en Colonia Villafañe, jurisdicción de Aurora, cuando Álvez de Almeida mató a su propio hermano.