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El Pami autorizó por Resolución 1.188 un nuevo aumento en el nomenclador y cápita para las clínicas y sanatorios, para darle aire a los centros prestadores a fin que puedan hacer frente al incremento del 45% escalonado en los haberes del personal de salud.
Además, Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados otorgará un bono extraordinario en agosto y septiembre a los prestadores que tengan internación de afiliados y a los prestadores del segmento capitado ambulatorio y de la prestación capitada de salud mental. Este bono extraordinario será el equivalente al 10% de la cápita asignada. Vale recordar que el PAMI ya había dispuesto un aumento del 29% para 2021, desde julio otro 15%.
IPS: aguardan actualización
¿Acompaña este aumento a los incrementos en insumos, medicamentos y demás gastos que los prestadores sanatoriales debieron asumir en los últimos dos años?.
Al respecto, el presidente de la Asociación de Clínicas y Sanatorios Zona Sur y uno de los miembros del directorio del Sanatorio Nosiglia, Favio Mestas Núñez, indicó en diálogo con PRIMERA EDICIÓN que el aumento otorgado este año por el Pami no alcanza a compensar el hecho que no hubo ninguno durante el año pasado.
“Los incrementos otorgados en 2021 compensan el defasaje por la inflación de este año pero no la del 2020. Ellos argumentan que esta situación se ve compensada por los subsidios otorgados al sector, pero lo cierto es que el rubro medicamentos e insumos superó el 278% de aumento en 2020 y también tuvimos que afrontar el aumento de los trabajadores”.
Pese a esta situación, Mestas Nuñez admitió que el Pami siempre trata de acompañar con sus aumentos “el problema es que siempre este porcentaje es inferior a la inflación”. Destacó además que el aumento del Pami marca una referencia para las otras obras sociales que “hacen todo lo posible para no aumentar a los prestadores. Eso nos obliga a tener que hacer gestiones con cada obra social”.
Anticipó además que esperan que en los próximos días se confirme un nuevo aumento de la cápita del IPS que se sumaría al 25% otorgado a principio de año.
Indicó que el aumento escalonado del 41% para las prepagas también debería ser transferido a los prestadores “pero casi siempre se olvidan de hacerlo”.
La situación es crítica
Para el profesional “la situación de los sanatorios y clínicas es crítica, siempre estamos atrasados con los aportes del personal... hablo desde mi función en el Nosiglia pero los otros sanatorios no están en situaciones muy diferentes, quizás algunas podrán tener un poco más de espalda, pero si esta situación no cambia a corto o mediano plazo habrá un quiebre”.
Recordó además que el costo de los insumos y medicamentos creció a un ritmo estrepitoso en los últimos cinco años; “algunos rubros tuvieron un aumento mayor como los descartables (camisolines, guantes) que aumentaron más del 1.000% (solo en 2020 registraron una suba del 117%), las drogas para los pacientes intubados superaron sólo el año pasado el 300% de aumento”.
Se refirió además al mayor gasto que afrontan desde el inicio de la pandemia “entre otras cosas, hay que sumar además de los equipos de protección, un montón de test de antígenos y PCR que algunas obras sociales, como el Pami, no incluyen. No podemos ingresar a internación a un paciente sin saber si tiene o no COVID-19. El IPS cubre una determinada cantidad de test y las otras obra sociales cubren pero dan mil vueltas antes de pagar”.
Presión impositiva
Para el profesional, el sector privado de la salud no tiene prioridad para el Estado pese a que brindan un servicio estratégico. “Las clínicas y sanatorios tenemos la misma presión impositiva que cualquier comercio”, aseveró.
Equipos atrasados
“La presión impositiva no es de ahora, porque con los gobiernos anteriores era igual”, razón por la que el sector no solo dejó de crecer sino que no puede invertir en tecnología: “Estamos totalmente atrasados en equipamiento”.