La invariabilidad del proceso inflacionario durante los últimos años puso al país y a sus gobiernos frente a diferentes escenarios por los que se debieron adoptar distintas decisiones.
Sin embargo, como un mantra político-económico, las maniobras, o son las mismas, o se parecen y, por ende, arrojan los mismos resultados. Pobreza, inestabilidad económica, precios relativos y altas dificultades para la estrategia cambiaria seguramente figuren como los principales problemas asociados a los fenómenos inflacionarios.
Pero existen otros que también afectan enormemente el desempeño de la estructura económica… Y uno de ellos es la emisión de más dinero. En agosto, por ejemplo, el Banco Central imprimió 28,3 millones de billetes más de 1.000 pesos y con ello el papel de mayor denominación que circula en el país creció desde los 1.130,2 millones de unidades desde fines de julio hasta los actuales 1.158,5 millones.
Otra de las dificultades asociadas a la alta inflación es que el Gobierno, en su afán de no perder terreno entre las preferencias en años eleccionarios, se ve obligado evitar que la inflación siga erosionando la evolución de los ingresos y convoque casi mensualmente al Consejo del Salario para fijar nuevos haberes mínimos, tal el caso de lo sucedido esta semana.