La inactividad física está asociada con cinco millones de muertes al año y los esfuerzos mundiales para evitar el sedentarismo se han estancando, a lo que se une la pandemia, pues los confinamientos “probablemente se asocian con una menor actividad física en general”.
Los adolescentes y las personas con discapacidad son los colectivos con menos probabilidades de contar con el apoyo necesario para cumplir las directrices de actividad física de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Efectos sobre el coronavirus
El sedentarismo también tiene efectos sobre el COVID-19, pues las personas inactivas y las que sufren enfermedades no transmisibles “tienen muchas más posibilidades de ser hospitalizadas o morir” si se infectan.
Una de las investigaciones se centra en los adolescentes, colectivo en el que hay que mejorar la actividad física y la investigación sobre este aspecto es limitada. El 80% de los adolescentes escolarizados no cumple las directrices recomendadas por la OMS de 60 minutos de actividad física al día y “apenas se ha avanzado desde 2012”.
El 40 % no va nunca caminando a la escuela y el 25 % está sentado más de tres horas al día, fuera del tiempo dedicado al colegio y los deberes.
El 60% de los chicos y el 56% de las chicas están dos horas diarias viendo la televisión. Esa misma cantidad de tiempo la dedican a los videojuegos un 51% y 33% respectivamente; sin embargo, “se sabe poco” sobre cómo afecta a su salud cardiovascular y mental.
La escolarización virtual y el distanciamiento social han “reducido drásticamente la actividad física y han aumentado el uso de las pantallas, y las consecuencias de estos cambios podrían durar toda la vida”.
El estudio centrado en las personas con discapacidad incide en que hay que hacer más para potenciar sus derechos a participar en la actividad física, que puede aportar beneficios a su salud física, mental, sensorial o intelectual.
Sin embargo, este grupo tiene entre un 16 y un 62% menos de probabilidades de cumplir las directrices sobre actividad física y corren un mayor riesgo de sufrir graves problemas de salud relacionados con el sedentarismo.
Los eventos deportivos de masas “son una oportunidad perdida para cambiar la salud y la actividad física a nivel de la población” en el mundo.
El reto es traducir el entusiasmo que despiertan en programas “sostenidos de salud pública que sean realizables y agradables para el público”.