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La falta de trabajo, la desigualdad en los ingresos o la falta de ellos, la imposibilidad en el acceso a la tierra o a la vivienda, en la posibilidad de obtener un crédito, en la educación y en la protección en salud, entre otras desigualdades son la cara de las múltiples formas de pobreza en Misiones que no se ven en las estadísticas.
“Hay una exacerbación en pensar la pobreza desde los números y no desde la realidad de lo que significa ser pobre”, fue la mirada de la investigadora de la UNaM, Beatriz Curtino, directora del estudio ‘La pobreza en Misiones. Entre las estadísticas y la casuística’.
Con aprobación para su próxima publicación, hasta ahora imposible de cumplir por causa de la pandemia y otros factores, el estudio de la Universidad Nacional de Misiones se ocupó del análisis cuali-cuantitativo respecto a las estadísticas y discursos sobre y desde la pobreza.
Directora por varios años del CEMUPRO en su momento, Curtino también participó de la elaboración de las canastas de alimentos en momentos que en plena crisis del INDEC, cuando el instituto ya no publicaba canasta.
“Nos parece crucial poner en debate que los indicadores terminan definiendo categorías: ser pobre, ser indigente, pertenecer a determinada clase. Por ello, en esta investigación incorporamos especialistas en análisis del discurso en textos periodísticos, discursos políticos e historia de vidas, con un relevamiento de la población en condiciones de pobreza analizando sus historias de vida, con entrevistas en profundidad”, contó sobre el trabajo.
Y prosiguió: “Muchas veces hablamos, miramos la pobreza y opinamos sobre ella desde un lugar de clase media con determinadas comodidades con historias de vida muy alejadas de muchas es estas personas que vienen de una historia generacional de pobreza”.
“La pobreza no son los pobres, es más bien un fenómeno social, no natural y la forma en que se cuenta la pobreza también es muy arbitraria, más allá que sea necesario tener algunos datos cuantitativos“, cuestionó.
“Cada año cuando se abren los periodos legislativos volvemos a escuchar cuántos pobres hay, qué le dieron a los pobres, que no le dieron; pero no se tiene en cuenta que son personas con trayectorias que los marcan de manera particular”.
“Con las historias de vidas aparecieron un montón de esas cuestiones que no están en los discursos políticos y que sí aparecen periodísticamente, por ejemplo cuando se retratan historias de quienes están atravesando penurias”.
“Cuando se tienen sólo números, se decide una canasta y quien la alcanza o quien no la alcanza está como pobre y no pobre, cuando a veces las diferencia puede ser un peso para quede debajo o por encima de esa línea“, reflexionó.
Hacia una reflexión y sensibilización
La investigación se propuso abrir un espacio de reflexión y sensibilización, sin pretender soluciones absolutas, pero que active la conciencia crítica, ante los discursos generados y sus efectos las políticas públicas. Para ello se puso foco en los relatos: “No se puede hablar únicamente de la pobreza desde los números, me resisto a ello“.
“Al estar en contacto permanente con estas personas te das cuenta que no son números son de carne y hueso, que están atravesados por esa situación y que verdaderamente los aplasta, los va disminuyendo en su persona y es muy difícil salir de ese marco“.
“La pobreza es más un lugar desde donde vos ves el mundo, un lugar del que ves que tu mundo es no pelar el mango, por ahí no comer, o comer lo que hay, no tener perspectivas”, fue el testimonio recogido en las entrevistas del estudio.