El pasado 5 de septiembre la Prefectura Naval Argentina, con asiento en esta localidad cumplió 124 años de servicio en la zona del Alto Uruguay. Desde siempre su rol fue la custodia de las fronteras navegables, ríos y mares, además del estricto control de los puertos habilitados en nuestro país.
Finalizando el siglo XIX se asienta en el pueblo que desde 1877 había sido refundado, tomando como punto de partida la antigua población gestada por los hombres de la Compañía de Jesús finalizando el primer tercio del siglo XVII (1629).
Su función siempre fue y sigue siendo destacada en San Javier ya que sería una de las primeras instituciones, junto con establecimientos educativos y policiales, con la que el Estado nacional marcaría su presencia en la zona fronteriza donde la influencia de la cultura, las costumbres y el idioma del Brasil es muy marcada.
En su larga trayectoria, desempeñó su rol de manera eficiente y su trabajo no deja de crecer día a día. Es así que los vecinos destacan su importancia durante las crecidas del río Uruguay, ese curso de agua que parece abrazar a San Javier y que de vez en cuando la intensidad de esos abrazos aumenta provocando crecidas que llevan a los efectivos de la fuerza, junto a otras que se asentaron con el tiempo en la zona, a desempeñar una labor clave de salvaguarda y cuidado de los vecinos de la costa.
En sus primeros años, su trabajo y misión excedía muchas veces el control del río y la actividad del puerto e iba más allá de su principal y conocida tarea, existen por ejemplo, registros antiguos de haber colaborado en la realización de censos e informes sobre la población de San Javier y el Alto Uruguay, sobre la actividad general del puerto, la ocupación de tierras en la colonia y registro de la actividad comercial del poblado que sirven hoy en día a los investigadores que buscan reconstruir el pasado de la región.
San Javier en 1918
En el año 1918 personal de la Ayudantía Marítima (más adelante Prefectura Naval) de San Javier llevó adelante un relevamiento muy completo, titulado “San Javier, pueblo y colonia”, por encargo de la Ministerio de Agricultura y la Secretaría de Tierras.
Este documento de más de cien años de antigüedad y casi 300 páginas brinda un panorama muy completo del pueblo y la colonia de aquel entonces. En él se detallan a los pobladores con nombre y apellido, estado civil, cantidad de hijos, nacionalidad y cuáles eran las principales casas comerciales siempre vinculados a los negocios con el río Uruguay de por medio.
Así es que a través de este registro que podemos saber que en 1918 existía en San Javier un aserradero ubicado en la proximidades del actual “Quincho El Eliel”, propiedad, en aquel entonces, de Ruperto Rovetta, este contaba con galpones, calderas, fraguas, un lote completo de herramientas de herrería y carpintería e incluso un tendido de líneas férreas tipo “Decauville” en dirección al Uruguay y que se “adentraba para alzar maderas” que llegaban desde los obrajes madereros existentes en el Alto Uruguay. Su único empleado era el francés Carlos Albran Bellot, quien incluso vivía en el mismo solar.
Los viajeros que necesitasen alojamiento podrían encontrarlo en el único hotel que funcionaba en el pueblo, siguiendo siempre el informe de los prefectos, estaba a cargo de Ladislao Walkocki, de origen polaco y estaba ubicado en la actual esquina de Libertad y José Ordóñez, en inmediaciones de lo que sería años después, la plaza principal 25 de Mayo y dirigiéndose por Ordóñez hacia la esquina de Sarmiento, el Sr Eloy Posdeley regenteaba una céntrica carnicería donde se despachaban además de carne, “otros productos del país”.
Un detalle significativo que resulta útil para entender la importancia comercial de San Javier, denominada por los vecinos como “la llave del Alto Uruguay”, es la presencia desde 1915 (Solar D, Manzana 96) de una sucursal de la Casa Domingo Barthe, a cargo de don Luis Renedo Gutiérrez ciudadano español, culto, emprendedor, quien regentea la sucursal San Javier del poderoso empresario francés Domingo Barthe. Si bien la sucursal cerró pocos años después, Renedo continuaría con la actividad comercial en la ciudad, manteniéndose su legado en una de las casas comerciales más antiguas de San Javier. En el mismo registro, figuran incluso algunos terrenos de propiedad de otras importantes firmas del territorio nacional de Misiones, como Núñez & Gibaja, indicando así la importancia de la plaza comercial que significaba San Javier en la primeras décadas del siglo XX.
Gracias a este completo y extenso documento elaborado por los hombres de la PN de San Javier es que podemos reconstruir parte de la historia del San Javier Moderno. A 124 años de su instalación en San Javier, la institución fue testigo y protagonista del crecimiento y desarrollo del pueblo.