La suspensión de actividades por la pandemia, como la estudiantina y los carnavales, provocaron que las ventas de plumas y lentejuelas sean nulas desde hace casi dos años. Esta situación generó un impacto negativo en aquellas mercerías que esperaban ansiosas todos los años esta temporada de eventos cuando se vendían todo tipo de insumos para la confección de trajes.
El propietario de “Crisol Lentejuelas”, tradicional negocio del rubro en la ciudad de Posadas, Víctor Colella contó a PRIMERA EDICIÓN que “estamos subsistiendo”.
“Llevamos 23 años en este rubro, somos un negocio familiar que subsiste gracias al trabajo de mi esposa, mis hijos y mi sobrina. Tenemos la suerte de tener otros ingresos y que con el tiempo fuimos acumulando mercadería, por eso pudimos mantenernos abiertos porque cuando comenzó la pandemia estuvimos cerrados como ocho meses”, detalló.
En este sentido, recordó que cuando volvieron a abrir el local “las ventas fueron cada vez menos”. “Ahora aumentó un poco la demanda, con este asunto de que se liberaron algunas actividades la gente comenzó a organizar fiestas con centros de mesas o vestidos decorados para 15 años, pero no es el boom de antes”, señaló.
Cabe mencionar que el negocio siempre trabajó con las comparsas que participan en distintos carnavales de la provincia a las cuales incluso se les otorgaba créditos para la compra de artículos para la confección de los trajes. “Escuchamos comentarios de que volverían a realizarse los carnavales, pero hasta hoy ninguna comparsa vino para hablar”, sostuvo.
En materia de precios, Colella manifestó que cada dos o tres meses reciben una lista con aumentos en los insumos, los cuales se envían a cuentagotas. “Nuestros mayoristas nos dicen que ellos tienen los contenedores con mercadería en Buenos Aires y que el Gobierno no los libera porque ellos tienen pesos y no pueden transformar los precios en dólares para retirarla. Entonces, si vos pedís 3 kilos de perlas número 4, ellos te mandan sólo 1 kilo”, explicó.
En este contexto, Colella aclaró que en el local todavía cuentan con stock disponible en un depósito. Detalló, a su vez, que el costo de las plumas “siempre fue en dólares”, precisó que “por ejemplo una pluma de faisán siempre costó 6,20 dólares, mientras que una bolsa de plumas amazonas sale entre 400 y 380 dólares”.
“Ya no estamos comprando, desde hace tiempo nos estamos manejando con el stock que tenemos pero no se venden”, apuntó. Mientras que un paquete de lentejuelas que antes de la pandemia se conseguía a 25 pesos hoy vale 70 pesos.
Asimismo, el hilo encerado -que se utiliza para el bordado- cuesta 120 pesos por unidad para mayoristas, pero para obtenerlo en ese monto se debe hacer una compra mínima de 3 mil unidades, lo que suma 360.000 pesos.
“Es un montón de plata que no podés disponer, a lo mejor se vende pero va lento el asunto. Además, las ventas son mínimas y no se justifica aumentar los precios porque ni eso se vende. A lo mejor en un día se venden algunas perlas y piedras que te salvan, aunque no es como antes”, apreció.
En este contexto, Colella consideró que “si se liberan los carnavales la gente seguro va a querer participar”. “La gente está cansada del encierro, cuando liberaron las casas de comida y los restaurantes de la Costanera estos se llenaron. Nosotros también tenemos expectativas por una posible vuelta de los carnavales, por ahí podemos salvar y recuperar algo”, concluyó.
Diversificarse para mantenerse
La propietaria de la mercería “6 de Junio” de Posadas, Norma Blanco, advirtió a PRIMERA EDICIÓN que las ventas de lentejuelas y plumas “no existieron entre el año pasado y este”. “Las ventas ahora recién empezaron tibiamente a moverse con las manualidades y artesanías, pero son mínimas”, precisó. A pesar de este escenario desfavorable, Blanco destacó que “por la pandemia aumentó la demanda de algunos materiales del rubro mercería debido a que creció muchísimo la cantidad de emprendimientos textiles de costura y las confecciones en general”. “Durante el aislamiento muchos retomaron la labor en las máquinas de coser que tenían en los hogares y con tejido a crochet, dos agujas y distintas manualidades”, precisó. No obstante, este repunte no llenó el vacío que dejaron los eventos como los carnavales o la estudiantina. “En este sector de accesorios esperábamos la temporada de estudiantina y carnavales, así como las librerías esperan la vuelta a clases, pero hace dos año que nada, en el 2019 fue la última vez, sueño con una estudiantina”, comentó. Afirmó además que “cuesta mucho conseguir estos insumos” y enfatizó que “hay proveedores que ya no hacen envíos a Misiones”. “Hay faltantes porque muchos trabajan con productos importados, muchos productos ya no ingresan y estamos corriendo para conseguirlos”, apuntó. Para cerrar, Blanco dijo que “seguimos ingeniándonos, innovando y diversificándonos para mantenernos”.