“Estamos pasando uno de los peores momentos del sector, por el bajo poder adquisitivo y la falta de exportaciones. Los cítricos son las frutas más baratas en Argentina; sin embargo, la gente no puede comprarse un kilo de mandarinas o naranjas”, dijo a PRIMERA EDICIÓN el productor Jorge Krausemann quien junto a sus pares brindó un sombrío panorama sobre su actividad.
Para colmo, la fruta que sobra en Entre Ríos y en toda la zona productora del norte del país (que no se exporta) presiona sobre el mercado interno de la provincia.
“Mucha fruta de Entre Ríos ingresa a Misiones y no como corresponde legalmente y hay una competencia desleal que liquida nuestra actividad. Si hubiera una buena exportación, que es bajísima comparando con años anteriores, estas cosas no nos afectarían”, graficó. (Ver recuadro)
En sintonía, Ricardo Rangel, uno de los productores más importantes de Eldorado contó que la situación es cada vez más acuciante.
“Están dejando ingresar fruta de Entre Ríos en grandes cantidades mientras que las autoridades hacen la vista gorda y no controlan el cumplimiento de la resolución que reglamenta cómo debe entrar esa mercadería. Nadie está controlando ni hacen nada de nada, hasta el control de San José se hacen las cosas como corresponden, desde allí hacia adentro de la provincia es el problema”, denunció.
Y agregó, “no podemos competir en esas condiciones, nos estamos fundiendo, la gran mayoría está reemplazando por yerba sus cultivos de citrus”.
“Nosotros como reales citricultores de Misiones estamos muy mal, producimos naranja los 12 meses del año. Se vende mucha fruta ilegal, en negro y no se controla, el que vende en blanco y factura se está fundiendo trabajando”, insistió.
“Tenemos una resolución del Ministerio del Agro de la provincia que reglamenta cómo se tiene que vender la fruta de Entre Ríos y hasta que ingresa aquí vienen todo en regla, luego comienza el descontrol”, disparó Rangel.
“Cuando queremos denunciar, porque nuestras autoridades siempre dicen ‘el productor está primero’; pero sin embargo la verdad es que no nos hacen caso, ni los llamados nos atienden mucho menos podemos pensar en conseguir una audiencia que ponga en agenda nuestra problemática”, lamentó el citricultor.

Todas las medidas que se puedan tomar este año ya llegan tarde. Todos los discursos hacen referencia al acompañamiento a los trabajadores agropecuarios, sin embargo a nosotros ni siquiera una audiencia nos dan”, criticaron.
Enojo con Agro de Nación
Para colmo, la semana pasada el Ministerio del Agro de la Nación dio a conocer la noticia de certificación de citrus exportado a Rusia y al mercado europeo, pero en realidad se trató de información vieja proporcionada como nueva, señalaron con ironía los productores misioneros.
“El ministro (por Julián Domínguez) hizo pública información de exportación de cítricos, pero que no se hizo durante su gestión y está queriendo hacer ruido por la campaña. Al principio pensábamos que era algo nuevo, ya que cualquier exportación de cítricos a nosotros nos viene bien, porque baja la oferta interna y eso nos ayuda, pero en este caso no fue así y todo lo que está ingresando de otras provincias compiten fuerte y en forma desleal con nosotros”, explicó Krausemann.
El grueso de lo que se pueda exportar de Misiones a Filipinas o Vietnam, ocurre a mediados de año como máximo en mayo, y en la temporada fue ínfimo lo que pudo colocar el sector cooperativo tabacalero.
Mermó 30% la producción de pomelo
La decadencia de un rubro que en algún momento marcó la pujanza de la zona productiva en el Alto Paraná viene de varios años de dificultades, pero las temporadas 2020 y 2021 fueron “históricamente malas”, señalaron los citrícolas.
“Fueron dos estaciones muy marcadas por las inclemencias meteorológicas: en el 2020 no hubo lluvias ni fríos marcados. Fueron veranillos seguidos de días fríos, lo que hizo que tengamos de dos a tres floraciones, por ende maduraciones diferentes que no es bueno. Además de eso, cuando había cuajado la fruta empezó la sequía que tiró una gran producción al piso”, aseguró.
“En el Alto Paraná donde trabajamos mucho con el pomelo, tenemos una merma de la producción de por lo menos el 30%”, se quejó krausemann.
No obstante, el hombre no pierde las esperanzas ya que el marcado invierno durante este año, más el inicio de una primavera con buena cantidad de lluvias, hacen prever cambios favorables.
“Hasta ahora viene bien la floración y el cuaje de la fruta cítrica en general, más adelante no sabemos, pero por lo que se está viendo vamos a tener una buena producción siempre y cuando no nos vuelva a sorprender una sequía severa en los próximos 30 y 60 días podríamos estimar que la producción podría recuperarse en con la mandarina temprana a fines de febrero y marzo de 2022”.
En extinción
“Los productores reales de Misiones, quienes producimos aquí y pagamos nuestros impuestos, además de dar trabajo formal estamos hechos a un costado. No nos escuchan y así no se pueden tomar medidas que nos beneficien. Nos golpean de todos lados, ni hablar de los robos en nuestras fincas que nunca se investiga”, se quejó Rangel por su parte.
Ambos productores agropecuarios se mostraron dolidos porque no está en agenda la crisis de la citricultura. Indicó Rangel: “Acá cuando se habla del sector agropecuario se nombra la yerba, forestación y ganadería, los cítricos ni sombrados somos. Colonia Luján hoy no existe más: Misiones no exporta más nada, trabajamos a pérdida y nuestra actividad desapareció”.
“Misiones exportó algo de mandarina y nada de naranja. No somos competitivos, perdimos mucho mercado. Nuestra competencia es Perú, Chile, Uruguay Sudáfrica producen en la misma época que nosotros, y estamos hablando de países que son mas competitivos porque producen mejor calidad de citrus porque tienen una política que apoya al trabajo y a la producción”, comparó.
Pérdidas
Luego de tres años de pérdidas en la cosecha de limón, los productores se sienten “abandonados“.
“Hace tres temporadas que no pudimos vender el limón y este año fue público que no pudimos cosechar porque no conseguimos cosecheros para trabajar en blanco por la incompatibilidad con el pago de los planes sociales (que ya se modificó), ya no hay más fábricas de limón y el que entregamos a los tabacaleros o a las compañías citrícolas cobramos al año. Por eso se va a terminar la citricultura, todos están reemplazando con yerba. Esto es algo que nos va acarrear un tremendo desequilibrio”, auguró el hombre.
“Todo el trabajo en nuestro rubro es a pérdida, nos duele ver lo que están haciendo con el sector productivo”, se quejó el trabajador.