Si bien la espuma de la crisis interna en el Frente de Todos bajó y hay acuerdo en disimular las diferencias lo más posible de cara a las elecciones del 14 de noviembre, el fondo del conflicto sigue latente y tiene que ver con el rumbo económico del proyecto gubernamental, el cual se ve expresado en la discusión del proyecto de Presupuesto 2022.
En este marco, el kirchnerismo de la Cámara de Diputados, comandado por el jefe de la bancada oficialista, Máximo Kirchner, busca imprimir modificaciones que den cuenta de un cambio en la orientación de las prioridades del Gobierno.
Por ejemplo, el proyecto enviado por el Palacio de Hacienda prevé un recorte en la masa de subsidios del 2% al 1,5%, lo cual derivará en un incremento de los cuadros tarifarios de energía, gas y transporte.
Esta situación ya había llevado la tensión al límite en abril pasado después del intento de Guzmán de echar al subsecretario de Energía, Federico Basualdo, por no alinearse con su objetivo de aumentar las tarifas a niveles cercanos al 30%.
El kirchnerismo jugó muy fuerte para retener al camporista en su cargo y lograr que el aumento no superara un dígito.
Finalmente, el presidente Alberto Fernández, para evitar una escalada mayor de la crisis con sus principales socios en el Gobierno, terminó zanjando la discusión a favor del kirchnerismo y Guzmán quedó desautorizado.
El otro capítulo de la tensión entre el kirchnerismo y Guzmán tiene que ver con el uso de los Derechos Especiales de Giro (DEG) que el FMI envió al país, y que el ministro quería utilizar para pagar vencimientos de deuda.
En cambio, en un principio el sector referenciado en Cristina se amotinó frente a esa intención e intentó influir para que esos recursos se volcaran al gasto público frente al aumento de la pobreza, en medio de la emergencia sanitaria.
Después de un tiempo, la propia vicepresidenta terminó cediendo, pero el conflicto quedó en el aire, y ahora parece repetirse en el debate del Presupuesto, ya que el texto de la “ley de leyes” incluye un acuerdo con el FMI.
La semana pasada, se cancelaron vencimientos de deuda con 1.880 millones de dólares provenientes de los DEG.
El kirchnerismo busca condicionar a Guzmán para que logre un programa de facilidades de pago a 10 años con el FMI.
El Presupuesto también prevé una disminución del déficit fiscal al 3,3%, cuando en su explosiva carta Cristina Fernández había cuestionado la política de cuasi déficit cero en medio de una pandemia y urgencias sociales apremiantes.
En el audio que se filtró de la diputada Fernanda Vallejos quedó al desnudo la lógica de la argumentación del kirchnerismo: “La política económica se debió subordinar a la política sanitaria, no a la reducción del déficit fiscal y a cumplir con el mandato del FMI”, había cuestionado en una charla privada la economista en un momento de calentura poco después de la derrota del Frente de Todos en las PASO.
Esta semana Guzmán se reunirá con Sergio Massa, con Máximo Kirchner, y con autoridades y referentes económicos del bloque oficialista para intentar acercar posiciones y lograr un proyecto lo más consensuado posible.
Una prueba de fuego para el ministro
El Gobierno se juega una parada complicada hoy con una nueva licitación de deuda en pesos en medio de la abrupta suba del dólar financiero. El lunes el tipo de cambio que surge de arbitrar activos como bonos y acciones estuvo en torno a $195 y un mal resultado en conseguir financiamiento en el mercado local podría disparar la huida de los inversores y, por ende, otra disparada del dólar.
Así, el equipo de Rafael Brigo (el secretario de Finanzas) saldrá a ofrecer una variedad de instrumentos, incluido una nueva LEDE que vence el 28 de febrero de 2022 pero sorprendentemente para el mercado, no ofrece ningún título ajustable a la cotización del dólar que permitiría atraer fondos de inversores ávidos de cobertura de tipo de cambio en un escenario de crecientes expectativas de devaluación.
La novedad es que la licitación no contará con instrumentos atados al dólar y esto hace que no sea tan atractiva. Economía tiene que conseguir al menos $185.000 millones en el mercado local. Temor a que inversores busquen dolarizarse y le den la espalda
Agencias y medios digitales