Los argentinos conoceremos mañana uno de los índices más lúgubres desde que la pobreza comenzó a medirse en términos cuantitativos.
Los extendidos años de recesión, las pésimas políticas económicas, los permanentes desincentivos y una pandemia monumental con errores aún más enormes, sumieron a millones de personas en la imposibilidad de trascender en un país que parece deglutirlo todo.
Si bien se estima que el número que mañana dará a conocer el INDEC podría dar una leve mejora respecto del dato anterior, se descuenta que el indicador se ubicará por encima del 40%, un índice que daña la campaña oficialista.
Pero más allá de las apetencias políticas, el índice dejará en evidencia la gravedad de la crisis social, el enorme fracaso de las políticas asistencialistas y la incapacidad del Estado para resolver problemas estructurales como el desempleo y la inflación.