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Presentaron un programa para que las personas con discapacidad reciban la atención de salud sexual y reproductiva de manera autónoma y en los términos que les resulten más accesibles y en igualdad de condiciones que el resto de las personas.
El proyecto surgió como respuesta a una de las tantas historias que conoció la diputada provincial Soledad Balan y su equipo. “Nos encontramos con una historia muy triste de una chica sordomuda que fue al ginecólogo y, por no poder comunicarse con el médico, ingirió los óvulos en lugar de insertárselos. Ella nunca los había utilizado así que no sabía que no eran para tomar. Esto le trajo consecuencias que la dejaron internada y al borde de la muerte”, contó en diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones, la autora del proyecto y diputada provincial, Soledad Balan.
“Cuando escuchamos esta historia nos pusimos a pensar qué hacer que esta historia no se repita. El sentido común diría que debería haber intérpretes de lenguaje de señas en todos los CAPS y hospitales, pero sabemos que esto no es tan viable y que no todas las personas sordomudas conocen y hablan a través de señas”, siguió.
La propuesta
Por ello, Balan propuso el Programa de Atención Accesible y Adecuada a la Salud Sexual y Reproductiva de Personas con Discapacidad con el objetivo de “garantizar los derechos de las personas con discapacidad a recibir la atención de salud sexual y reproductiva de manera autónoma y en los términos que les resulten más accesibles, aceptables y con la mejor calidad disponible y en igualdad de condiciones que las otras personas”.
Por otra parte, también se propone “generar acciones que promuevan la accesibilidad comunicacional en cuanto al idioma (lenguaje sencillo, lengua de señas, sistema braille), forma de transmitir información y en relación con el ejercicio de los derechos”.
El tercer objetivo del programa es generar capacitaciones al todo el personal de salud de la provincia y municipios para sensibilizar a fin de “asegurar que se respete el derecho de las personas con discapacidad a tener acceso a información, educación sobre reproducción y planificación familiar apropiados para su edad, y para decidir libremente”, mencionó.
Al respecto, consideró que “en el caso de la chica que ingirió el óvulo, creo que faltó un poco de buena voluntad por parte del ginecólogo. Yo no soy intérprete de señas, pero se me ocurren mil formas para decir que el óvulo no se toma, sino que se coloca en la vagina. Y no se hizo ese proceso, simplemente se le dio el remedio”.
Por ello, “remarcamos la importancia de trabajar en la mejora de la atención hacia la salud integral en general y la sexual y reproductiva en particular de las personas con discapacidades”.
El tabú de la sexualidad
Para Balan, “las personas con discapacidad han sido privadas del derecho a expresar su opinión, desestimándose su capacidad de reflexión y haciendo prevalecer su mayor dependencia de los adultos de referencia”.
En este sentido, “aunque cada vez hay una mayor conciencia de los derechos de estas personas, siguen presentes los prejuicios de la sociedad hacia la sexualidad de este colectivo. Todavía existen creencias erróneas que ayudan a mantener una actitud negativa hacia la sexualidad de estas personas dificultando su desarrollo psicosexual, tanto de familiares, profesionales y población en general”, consideró.
“Pensar de forma amplia la sexualidad es necesario para poder entender mejor el concepto de salud sexual que requiere de un abordaje respetuoso de la sexualidad y las relaciones”, cerró.