
No pasaron más de dos semanas desde que se conoció el interés de los numismáticos por las monedas de 1 peso que fueron acuñadas en la década del 90 con el error de la leyenda “Provingia” por las que se llegaron a pagar entre 15 y 20 mil pesos. En ese lapso muchas personas consiguieron rescatar a varias de ellas que estaban olvidadas, como el caso de la familia Montenegro que al encontrarla en la alcancía del pequeño de sus integrantes, decidió sortear dicha moneda entre quienes colaboren para adquirir nueve nebulizadores para merenderos de la capital provincial.
La respuesta en las redes sociales fue inmediata y numerosas personas aceptaron colaborar, más allá de la discusión sobre el valor o no de las monedas, lo que refleja el espíritu solidario de los misioneros.
La cara visible de esta movida vertiginosa es Joaquín Montenegro, quien se encarga de transparentar y responder todo lo que va generando en muy poco tiempo en las redes sociales la moneda de 1 peso.
“Con mi hijo Salvador (5 años), que tiene una alcancía, cuando empezó el furor por la moneda de 1 peso, la abrimos y encontramos que tenía una en su interior con el error de impresión. Entonces, con la inocencia que tiene él, le pregunté qué quería hacer con ella y como siempre nosotros en la familia ayudamos a otros chicos y tratamos de acercar nuestra solidaridad, me miró y me dijo: vamos a darle a un nene”, empezó relatando Joaquín a PRIMERA EDICIÓN.
Recordó que “yo tenía un proyecto que lo venía masticando desde hace ya un tiempo y era de juntar dinero para comprar nebulizadores para los merenderos, porque es una demanda que siempre tenemos en los barrios. En nuestra provincia con el cambio de clima constante que tenemos siempre hay chicos de escasos recursos que no pueden acceder a este elemento y que necesitan utilizarlo cuando el médico así lo dispone y las responsables de los merenderos o comedores siempre nos decían que cuando pudiéramos sería bueno contar con estos aparatos. Me acordé de todo eso y resolvimos hacer una colecta, sortear la moneda y un dibujo de mi hijo Salvador, quien me dijo que sí inmediatamente”.
Así fue afinando en poco tiempo la idea y “surgió que haríamos el sorteo para quienes colaboren a través de Mercado Pago para ganarse el premio. Empezamos a hacerlo, lo pusimos en las redes y tuvimos una repercusión hermosa, hubo una gran respuesta de los amigos, de las familias, algo que nos llenó de alegría porque en menos de 24 horas ya habíamos reunido la mitad del presupuesto que necesitamos para comprar los nueve nebulizadores”.
Vertiginoso
La historia la subió Joaquín a las redes, en su cuenta de Instagram (joaquinmontenegro84) “el miércoles a las 18 y entre el jueves y viernes fueron incesante los mensajes de la gente pidiendo más detalles, compartiendo la propuesta, influencers que se contactaron para darme una mano, sumándose e incluso para colaborar con más cosas. La idea es que cuando alcancemos a reunir el monto que necesitamos, que estimo será la semana que viene, realizaremos el sorteo”.
Joaquín es abogado, hijo de Daniel Montenegro, también letrado y reconocido piloto del rally misionero durante muchos años. Remarcó que “la sociedad misionera, el misionero, es muy amable, muy social, ayuda a la gente, quiere participar cuando uno le propone algo y la verdad es que me siento agradecido con todos”. Entre quienes lo contactaron, destaca a una amiga de la familia “quien aportó otra moneda de la misma serie, que dice ‘Provingia’ para utilizarla solidariamente y esos actos los valoramos mucho”.
Los nebulizadores ya tienen como destinatarios los comedores y merenderos de los barrios Manantiales (chacra 252), Cruz del Sur, chacras 159 y 189; de Garupá; Ñande Gurises; El Porvenir 2; Sol de Misiones y Los Patitos.
Joaquín reconoció que “el cariño de la gente y la repercusión que tuvo esto nos incentiva a seguir adelante y hacer más cosas, redoblar la apuesta en materia solidaria, de poder brindarles elementos o herramientas que le sirva a la gente para mejorar su calidad de vida”.
Contó además que “nosotros tenemos un grupo de WhatsApp de amigos que tratamos siempre de ayudar y la semana pasada una enfermera del Hospital nos contactó porque necesitaba un changuito para un niño de Apóstoles y fuimos a llevarle y ahí vimos que además tienen un perchero solidario… la pandemia, más allá de todo, considero que la gente se volvió más solidaria, entendió que si nos unimos podemos salir adelante”.
“En ese sentido tengo el apoyo de mi familia, mi esposa Silvana Benítez, que desde hace tres años venimos con este tipo de acciones solidarias, y por supuesto mi hijo Salvador, que cuando veo que ya dimensiona de qué se trata esta movida me emociona y me da más fuerzas para seguir en este camino y redoblar la apuesta”, finalizó.