Desde la emergencia sanitaria, los barrios más humildes de Posadas y la provincia sufrieron las consecuencias del aislamiento y el cierre de actividades. Fue así que organizaciones sociales incrementaron la asistencia alimentaria y la contención. En ese trayecto, también se encontraron con familias que sufren la falta de trabajo, el abuso de sustancias y el incremento de las violencias.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, una de las referentes de “Ni un pibe menos por la droga”, Lorena Ferreyra, contó que “con un grupo de 15 jóvenes recorremos los barrios con diferentes tipos de actividades de prevención, con merenderos, clases de apoyo. Entre ellos, Barrio Néstor Kirchner, El Porvenir, la chacra 146 y San Gerardo”.
Entre las actividades, explicó que “con los chicos, se intenta brindar charlas y contenerlos. Con los compañeros, se les ayuda a hacer la tarea, hay merienda, todo para evitar que estén en una esquina o en otros lugares”. Al encontrarse con situaciones más complejas, como adicciones, indicó que “somos voluntarios, militantes sociales y ante situaciones más difíciles intentamos contactar y derivar a centros especializados, como El Manantial, o contactar con el padre Barros”.
Ferreyra aclaró que “no sólo hablamos de un chico con problemas de consumo de sustancias, sino que también hay una familia de fondo que necesita contención”. Esta problemática con la droga en los barrios “no tiene una edad, porque hablamos de adolescentes, jóvenes y adultos”.
Agravado por el coronavirus
Desde el inicio de la pandemia “se ha visto que incrementó la falta de recursos, la necesidad de trabajo y hay soluciones políticas de Estado concretas. Todo esto complicó aún más la situación de los jóvenes en los barrios alejados. La desocupación y la misma inseguridad aumentaron y se necesitan acciones más a fondo. No podemos preocuparnos sólo porque un chico fuma porro, sino que hay algo más por detrás de esto”, remarcó.
En contexto de vulnerabilidad sucede que “muchos chicos se refugian en las drogas, porque viven en un entorno donde se vive la violencia y distintos tipos de falencias. Sucede, por ejemplo, que el padre no tiene trabajo, bebe y conviven con situaciones de violencia en la familia”, detalló Lorena Ferreyra.
Desde “Ni un pibe menos por la droga”, agregaron que “hace cuatro años empezamos en la provincia, con los pocos recursos que contamos como militantes sociales y estar en los barrios hace que uno sepa dónde está el flagelo. Lo más común es el porro y los chicos en las esquinas lo fuman como si fuera un cigarrillo. Antes se escondían un poco, pero ahora ya no lo hacen, así que es más evidente”.
Asimismo, señaló que “antes se planteaba que en el interior de la provincia no pasaban estas cosas. Hablando con personas de otros lugares, nos decían que no solía verse chicos consumiendo, no se hablaba del abuso de drogas y alcohol. Ahora creció mucho la preocupación porque es algo que está en todos lados. Esto se da en lugares como Oberá, Mártires, Alem, Eldorado, El Soberbio, Irigoyen. Hay distintas organizaciones que comienzan a organizarse para tener actividades”.
Desde el inicio de la pandemia Ferreyra compartió que “es muy evidente el aumento en la demanda de comedores, merenderos o donde se hagan desayunos. Tenemos filas de familias que vienen a buscar alimentos y de paso piden ayuda para ropas, zapatillas, útiles escolares”.
Entre las diferentes acciones en los barrios, destacó además que “es bueno tener herramientas y lugares donde puedan ser contenidos en actividades de todo tipo, como los deportes”.
Políticas inclusivas
Más allá de las acciones en los barrios, la militante social Lorena Ferreyra remarcó que “podemos organizar miles de espacios, torneos deportivos, pero se necesitan políticas verdaderas que apunten a soluciones concretas”.
Actividades deportivas
A través del Gobierno nacional, “conseguimos el Potenciar Deporte, destinado a más de 40 jóvenes de la provincia que están como promotores deportivos, bajo la mirada de la prevención de adicciones”, compartió Ferreyra.