Una banda de depravados que citaban a menores para casting de modelos y tras secuestrarlas las violaban, amenazándolas a punta de pistola, operaba hace diez años en Posadas, hasta que fue descubierta.
Un golpe de suerte permitió que en octubre de 2011 las autoridades judiciales arrestaran al supuesto “cerebro” de la organización, que se cree que operaba desde seis meses antes.
Cuatro menores, todas de 17 años, habían denunciado un sujeto se hacía pasar por un representante de una agencia de modelos, aprovechando que visitaba distintos colegios de la capital provincial cumpliendo su función de “supuesto promotor de viajes estudiantiles y de turismo”.
Luego de promocionar los “futuros viajes de fin de curso o egresados”, el individuo “seleccionaba” a las víctimas y en forma discreta a algunas les entregaba un folleto de una agencia de modelos con un nombre de fantasía, donde figuraba un número de teléfono, una identidad del supuesto responsable, una dirección del presunto lugar donde funcionaba el sitio de modelaje, entre otros datos.
También “reclutaba” estudiantes para que hagan las veces de promotoras repartiendo entradas anticipadas gratis para un boliche.
Acto seguido las infortunadas víctimas, pensando en forma inocente que se les podría abrir un mundo de fama, lujos y dinero a través de la actividad que les prometían, llamaban al encargado de la agencia y concertaban una cita para un casting, que consistiría aparentemente en una prueba de “desfile” y en una sesión fotográfica.
En junio de 2011 se supo de los primeros abusos. Primero fueron citadas tres chicas con la promesa de ser parte del staff de modelos. Las jovencitas -de distintos colegios- se presentaron en la plaza 9 de Julio, donde el presunto dueño de la agencia y al menos otros dos cómplices las trasladaron hasta una vivienda particular.
Una vez en el inmueble, que no era el mismo que figuraba en los folletos, uno de los malandras amenazó a las menores con un arma de fuego tipo pistola (9 milímetros) y, de a una, las obligaron a ingresar a una habitación, donde los delincuentes las violaban, siempre conforme a la denuncia penal.
Se supo que los depravados se turnaban: mientras uno encañonaba a dos, el otro ingresaba con la tercera víctima a una pieza y la sometía salvajemente.
El otro caso fue de similares características y sucedió un mes después.