Valeska Berta Anna Anders nació el 28 de diciembre de 1919 en Silescia, provincia de Prusia del Norte, una región de la antigua Alemania, que al terminar la Segunda Guerra Mundial quedó bajo el gobierno de Polonia. Allí nacieron también sus hermanos Abelardo y Enrique Anders.
La familia Anders emigró a la Argentina cuando Valeska tenía ocho años, llegando al Puerto de Buenos Aires el 30 de abril de 1928 en el Cap Arcona, el barco que los trajo desde Alemania. Como al día siguiente, 1° de Mayo, era feriado, ellos tuvieron que llevar sus maletas al hombro hasta el Hotel de los Inmigrantes que quedaba en la zona portuaria de Buenos Aires. Luego de unos días tomaron el tren rumbo a Posadas; hacía mucho calor y el tren iba atestado de gente.
Al llegar a Misiones, fueron albergados en una pensión de alemanes que había en la zona del puerto de Posadas. Luego, desde allí, hicieron el resto del trayecto en barco rumbo a Montecarlo, arribaron alrededor del 22 de mayo del mismo año.
Valeska era la primera hija del matrimonio formado por Adolfo Anders y Ana Alma Ida Kruse de Anders. Valeska era la más rebelde de los hijos, fue la mayor de todos los primos y nietos del abuelo Kruse, que era muy autoritario, todo debía pasar por su visto bueno, por su autoridad.
Ella era la que fumaba entre los varones, se pintaba los labios, era la que iba al arroyo Caraguatay a nadar con los muchachos. No le gustaba el trabajo en la chacra y debido a eso, la familia tuvo que analizar qué haría con esta chica temperamental aquí en Montecarlo. La escuela primaria la cursó en Montecarlo, en la N°132, que estaba a orillas del arroyo Bonito, era la primera y única escuela por aquellos años. Había sólo de primero a cuarto grado, los demás cursos aún no existían. Con tal de no trabajar en la chacra, Valeska hizo varias veces el cuarto grado.
A consecuencia de esto la familia debía tomar una decisión respecto a la joven. Para ese tiempo Valeska ya tendría unos 14 años. Por aquel entonces vino un ofrecimiento del Consulado Alemán de Posadas, había una escuela para señoritas en Villa Crespo en Entre Ríos. Las jóvenes quedaban internadas todo el año y cursaban el profesorado de idioma alemán, con una duración de tres años. Y allí fue Valeska!
Por lo visto Valeska estaba encantada en este nuevo ambiente, ya que se graduó con excelentísimas calificaciones, al punto que se le concedió una beca para perfeccionarse en Alemania. A todo esto, la joven tuvo que volver a Misiones para pedir la autorización a sus padres y conseguir algo de dinero para el viaje… todo era muy difícil en aquellos tiempos, la vida en la chacra era muy dura y sacrificada, los ingresos muy escasos.
Esto fue hacia el año 1938, Valeska iba y venía para realizar todos los trámites. Finalmente, a punto de concretar su viaje, en 1939, estando ya en el puerto para embarcarse hacia Alemania, estalla la Segunda Guerra Mundial. El sueño del viaje quedó trunco y Valeska permaneció en Buenos Aires. Debió buscar trabajo… tenía unos contactos que había hecho en Villa Crespo, gracias a eso consiguió trabajo de niñera, para poder finalmente volver a Misiones.
Después de la experiencia en la gran ciudad, el amor llegó a su vida, envolviéndola en el torbellino que hace perder la conciencia y la razón. Este hombre fue su gran amor, quien le dejó lo más preciado: un hijo, su primer hijo: Rolando Anders.
En 1951, conoció al padre de su segundo hijo, con quien contrajo matrimonio. Pero la convivencia no resultó ser lo que ella esperaba por lo que se separaron. Mario, nació en 1952, en El Alcázar, donde ella trabajaba. Antes de todo esto, ya ejercía de maestra de alemán, (actividad que desarrolló entre los años 1950 y 1980), enseñando el idioma a hijos de alemanes en Montecarlo, Caraguatay, Itacuruzú y Guatambú.
En 1960 comenzó como maestra oficial del idioma alemán, avalada por el Consulado y la Embajada Alemana en Posadas y Buenos Aires. Le correspondía a ella, cada año, buscar una cierta cantidad de alumnos a quienes enseñar el idioma y además hallar un lugar dónde dictar las clases. Así, enseñó en distintos lugares: el galpón de Ranger, el colegio Madre Teresa Michel, la casa de algunos amigos, en la cocina o en algún galpón de la familia Ott y no faltó algún árbol que servía de escenario.
Un sistema de castigo
Una de sus alumnas de la década del 70 recuerda haber asistido, junto a un grupo de niños de al menos cinco familias, a las clases de alemán en su casa en la chacra de Línea Chica. Era una maestra amable y muy justa. Las clases se daban debajo de unos álamos gigantes en dos mesones largos de madera con unos bancos a ambos lados, en los cuales se sentaban los alumnos.
Eran clases en vacaciones de verano, y durante las mismas estaba prohibido hablar en castellano. Frau Valeska (como todos la conocían) había establecido un sistema de “castigo” para cuando a alguien se le escapaba una palabra en castellano, que consistía en depositar en un frasco de vidrio, una moneda de 25 centavos por cada vez que eso sucedía. Esas monedas formaban un fondo común que se gastaba al finalizar el curso cuando entre todos los alumnos se hacía una tarde de picnic en un arroyito cercano, compartiéndose algo para tomar y comer y lo más lindo… chapotear en el agua!
Durante 25 años, Valeska, fue maestra de alemán en la zona de Montecarlo, Caraguatay y el Alto Paraná. Viajaba una o dos veces por semana a Guatambú y a Itacuruzú para atender diferentes grupos de alumnos durante mucho tiempo.
Valeska formó una hermosa familia…sola. Fue una mujer fuerte, valiente, arriesgada, con una osadía sin precedentes para la época. Falleció el 24 de enero de 1989, dejando huellas y la herencia invaluable de una familia, formada por sus hijos y nietos.
• Rolando Germán Anders nacido el 17 de septiembre de 1943, casado con Cornelia Pintos. De este matrimonio nacieron cuatro hijos varones: Ramón Aníbal, Alejandro Esteban, Rubén Darío y René Orlando.
• Mario Roberto Anders, nació el 22 de junio de 1952, casado con Margarita Leusink, actualmente residen en Suiza, tienen tres hijos: Pamela Melisa, Diego Sebastián y Carla Betiana.
En el año 1988 la Escuela Alemana de Montecarlo cumplió 25 años y en esa oportunidad otorgó un reconocimiento a Valeska, por su larga trayectoria en la enseñanza del idioma alemán.
Por Claudia Estela Anders sobrina de Valeska Anders