El 28 de octubre de cada año se celebra el Día Internacional del Corrector de Textos, como un merecido homenaje para quienes tienen la importante labor de revisar detenidamente los textos y así comprobar que estén debidamente escritos.
La efeméride surgió gracias a la iniciativa de la Fundación LITTERAE. Se escogió esta fecha en coincidencia con el natalicio de Erasmo de Rotterdam, un filósofo, teólogo y humanista holandés, quien dedicó parte de su vida a la traducción y corrección de textos en latín, valiéndose de un lenguaje fácil y muy sencillo.
La principal labor de un corrector de textos es buscar los errores gramaticales que puedan existir en un texto o un escrito, y corregirlos. De esta forma, se le ofrece una garantía a los usuarios de que no están en presencia de erratas así como publicar textos de calidad, realizados por verdaderos profesionales, conocedores de la materia.
A partir de la masificación de Internet y las computadoras, las personas cuentan con los editores de textos automáticos, una herramienta que también resulta muy útil, pero que sin embargo, al momento de usarla, puede arrojar fallos, por lo cual no es tan confiable como el trabajo que lleva a cabo un corrector humano.