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Un empresario de Río de Janeiro aceptó ayer la propuesta de suspensión por juicio abreviado ofrecida por la fiscal Correccional y de Menores 1, María Laura Álvarez, y tras la audiencia de visu con el juez César Raúl Jiménez fue condenado a dos años de prisión en suspenso y fue expulsado de la Argentina como autor penalmente responsable del delito de “coacción” contra una joven posadeña.
Federico Soarez Queiroz, de 45 años, ingresó de manera clandestina a Misiones el viernes 2 de julio de este año proveniente de la capital carioca, con la intención de hallar a su expareja en Posadas. El mismo día, el propietario de una fábrica de postres, citó a la joven de 25 años en la esquina de las avenidas Almirante Brown y Santa Catalina. A las 21 se concretó el encuentro pero el brasileño estaba alcoholizado, con una botella de vino en las manos y furioso porque la posadeña le suplicaba que comprenda que no regresaría a Brasil y mucho menos a continuar la relación de pareja.
De acuerdo a la elevación a juicio de la causa, el brasileño se ofuscó y comenzó a proferir insultos y amenazas directas a la joven, pero también a su familia: “Voy a prender fuego tu casa y a matar a tu madre enfrente tuyo”, fue una de las frases que amedrentaron a la víctima, las demás son irreproducibles y este Diario evita publicarlas para evitar violentar la integridad de la denunciante.
Entre sus amenazas, Soarez Queiroz lanzó que conocía la dirección de la vivienda de la familia de su expareja y que estaba “dispuesto a todo” si no retomaba el vínculo.
Desesperada la joven buscó ayuda en un comercio próximo y fue alertada la policía a través del llamado al Centro Integral de Operaciones 911. Cuando la patrulla arribó el violento había desaparecido de la zona, por lo que la asistencia fue brindada a la víctima.
Pero el horror no terminaría, ya en plena madrugada del sábado 3 de julio, los gritos y amenazas de muerte comenzaron a sonar en la puerta de la vivienda de la familia de la víctima, sobre la avenida Santa Catalina a pocas cuadras del sitio del primer incidente.
La policía no tardó en responder y atrapar al violento. Lo redujo en pocos segundos y mantuvo detenido hasta ayer en que la causa fue resuelta en juicio abreviado.
De acuerdo a la acusación, la joven misionera escapó pocos días antes (en mayo) del infierno de convivencia que le ofreció el empresario en Río de Janeiro. La denuncia relata todo tipo de agresiones verbales y físicas, insultos, desvalorización, manipulación, aislamiento social y familiar.
Registros de comunicaciones, mensajes de texto, redes sociales y diversos soportes digitales fueron aportados por ambas víctimas (madre e hija) a la causa iniciada en el Juzgado de Instrucción 7, titular Miguel Ángel Mattos.
El delito de “coacción” está previsto en el segundo párrafo del artículo 149 Bis del Código Penal Argentino: “Será reprimido con prisión o reclusión de dos a cuatro años el que hiciere uso de amenazas con el propósito de obligar a otro a hacer, no hacer o tolerar algo contra su voluntad”.
La sentencia que firmó Soarez Queiroz fue de dos años de prisión en suspenso, además de “la prohibición de acercamiento y todo tipo de contacto con la víctima y la expulsión del país conforme al artículo 64, inciso B de la ley 25.871, ‘Ley de migraciones’”.
De acuerdo al cómputo de pena realizado por el juez César Jiménez, Soarez Queiroz cumplió 116 días detenidos hasta ayer, por lo que tras ser expulsado a su país no podrá retornar, ni contactar a la víctima hasta el 3 de julio de 2023.