Ella es Mercedes Lilean Díaz, una mujer apasionada de las artesanías, confiesa que hizo “¡de todo!”.
Cuando vivía en Salta aprendió las artesanías locales y al venir a Posadas comenzó a usar las hojas secas de las siete palmeras que tiene. “Se caían las hojas y dije: algo tengo que hacer con esto y así fue. Hice paneras, jarrones, colgantes, muchísimos trabajos hasta que el mercado se saturó y yo también quise hacer otras cosas porque me aburro haciendo siempre lo mismo”.
Ahora sigue dictando talleres para las mujeres que desean emprender. Creó una Fundación de Artesanías a través de la cual, el grupo de emprendedoras realiza trabajos a pedido. “Ellas trabajan muy bien, son una familia de mujeres muy buenas”, explica quien lleva el nombre de su tierra natal, Mercedes, Corrientes
Posadas es su casa, acá llegó en el año ‘87 y decidió quedarse. Le gustan los trabajos con los follajes de la naturaleza y la cestería se convirtió en una pasión, en un arte de diseño. Confiesa que le gusta “crear, diseñar y también enseñar”.
Un camino que no solamente es el de dar forma a lo que la naturaleza le pone a su paso sino que es una expresión artística de artículos útiles como los cestos y canastos, los materos. Todo fue aprendiendo de grandes tejedoras, asistió a talleres que se dictaban en conjunto con Paraguay y Brasil, así también participó en las ferias de Córdoba, Colón, Iguazú, Brasil y Buenos Aires.
“Ahora que ya estoy grande me gusta ver a mis alumnas seguir creando, yo las guío y me gusta darles diseños”y sigue así manteniendo vivo el legado ancestral de las artesanías.