Es sabido que la Patagonia es tierra de dinosaurios. Ahora, gracias a algunos de los hallazgos que se han producido en la zona por parte de un equipo del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) junto con investigadores del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), se han podido obtener conclusiones sobre los hábitos de una especie de dinosaurio que habitaba la zona a principios del periodo Jurásico.
Pese a que el hallazgo de los fósiles se realizó a principios de los años 2010, es ahora cuando se han podido hacer públicas las conclusiones del estudio, que han aparecido en un artículo del diario “Scientific Reports” de la prestigiosa publicación Nature. El estudio está firmado por investigadores tanto del CONICET argentino como del equipo del MIT.
El MIT es mundialmente conocido por ser una de las universidades con más premios Nobel, pero también lo es por su popular equipo de blackjack, el cual sobresalió en este juego de cartas desde finales de los años 70 hasta inicios del siglo XXI. Su historia sirvió no solamente como fuente de inspiración para diversas adaptaciones cinematográficas, como “21 blackjack” con Kevin Spacey y Laurence Fishburne, sino que también contribuyó a su popularización en general y, con ello, a la migración a Internet de este juego del siglo XVI en plataformas especializadas. Pero, en realidad, el día a día del MIT está muy alejado del cine y los naipes. Esta institución lleva a cabo cientos de investigaciones en diversas materias y colabora con entidades de todo el mundo. En este caso, para encontrar los orígenes de esta investigación hay que remontarse a casi diez años atrás.
Desde 2013 se ha estado trabajando en un yacimiento de Formación Laguna Colorada, en la Patagonia, donde se han encontrado varios restos fósiles de una especie autóctona: el Mussaurus patagonicus. Se trata de un dinosaurio sauropodomorfo, una especie de herbívoros de cuello muy largo que vivieron hasta el Cretácico Superior y principios del Jurásico, y que están considerados entre los primeros dinosaurios que existieron. Entre los restos había un nido con más de 100 huevos de dinosaurio sorprendentemente bien conservados. Según el paleontólogo del CONICET y director de la investigación, Diego Pol, resulta muy complicado encontrar huevos fósiles, y todavía lo es más que, como en este caso, conserven los embriones, ya que “necesitan condiciones muy especiales para su fosilización”.
Pol viajó con 30 de los huevos fósiles encontrados desde Argentina hasta París, donde fueron analizados. La tomografía digital reveló que había embriones dentro de algunos de los huevos, y también que todos pertenecía a una sola especie y a un lugar de cría común. Además de los huevos, también se encontraron restos de unos 80 especímenes, y se comprobó que los esqueletos de los dinosaurios no estaban dispuestos al azar, sino que se agrupaban por edades. Por ejemplo, los animales jóvenes y los huevos estaban en una zona, mientras que los adultos se encontraban solos o por parejas repartidos por el yacimiento, pero a no más de un kilómetro de distancia. Dicha “segregación por edades” denota una estructura social más compleja de lo que se creía hasta ahora.
Ños resultados de los diversos análisis realizados tanto en los fósiles como en el propio yacimiento de la Patagonia han permitido establecer varias conclusiones interesantes. La segregación por edades es indicativa de que existía una estructura social en forma de manada, algo que indica que los dinosaurios probablemente trabajasen por edades; los jóvenes se quedaban aprendiendo, mientras los adultos iban a buscar alimento. Según el científico investigador del MIT Jahandar Ramezani, “las crías no seguían a sus padres en una pequeña estructura familiar” sino que “hay una estructura comunitaria más amplia, en la que los adultos compartían y participaban de la crianza de toda la comunidad”. Esta forma de funcionar pudo suponer una ventaja evolutiva que explicaría por qué esta especie sobrevivió durante tanto tiempo.
Ya se sabía que los dinosaurios funcionaban en manadas, pero las evidencias que había no eran tan remotas en el tiempo. A partir de los sedimentos hallados en los fósiles, Ramezani cree que la manada de dinosaurios se remonta a 193 millones de años atrás, por lo que esta evidencia de rebaño social sería hasta 40 millones de años más antigua que las que se tenían hasta ahora.