Después de dictada la Ley de Agroecología en 2016, el Estado comenzó a generar un esquema de certificación participativa para las chacras agroecológicas incluidas en el sistema único de certificación. Se trata nada más y nada menos que de una mirada hacia el futuro; es decir, cuando el interés de los consumidores esté puesto en los alimentos orgánicos y en la búsqueda de una vida sana.
El sistema de certificación participativa es de autoevaluación y por esa razón, desde hace dos años en El Soberbio se consolidó un grupo de alrededor de 12 emprendimientos, cada uno con alrededor de 35 hectáreas dedicadas a diferentes prácticas agroecológicas, ya que hay muchas ramas.
“Nosotros particularmente hacemos mucho hincapié en el turismo y nos enfocamos en la producción de dulces mermeladas con frutos del monte. Cuando la propiedad fue adquirida la conservamos como estaba para plantar frutales nativos y poder hacer cosecha de monte”, contó a ECO Y AGRO Fernando Lagos, quien junto a su esposa Aisea Maitane Quinterno administran Coati Logde, un emprendimiento familiar que conserva 28 hectáreas de monte nativo.
El lugar cuenta con circuitos de interpretación de flora y fauna y además de atender a los visitantes, la familia se dedica a la producción de frutas nativas.
Alianza
La forma de certificar una chacra que posee productos agroecológicos está ligada a sellos para los cuales se pagan costos elevados que “los productores no podemos financiar”, señaló Fernando y destacó por ello la participación del Estado que les permitió conocer de qué se trata la agroecología, seguir el manual de buenas prácticas con capacitaciones de por medio en alianza con la “revolución verde”.
“Intentamos que lo que aplicamos sea lo más protector del suelo que se pueda, entonces tomamos las mismas cosas de la chacra y las reutilizamos para poder volcarlas al suelo nuevamente”, detalló.
“Nosotros integramos el trabajo que hacemos en la chacra a nuestra vida, tenemos huerta, agrofloresta, recogemos frutos y hacemos dulces”, describió Fernando sobre la labor en medio de su paraíso vegetal de monte y cascadas.
“Estar dentro de esta cadena de productores agroecológicos nos garantiza que todo lo que se encuentra aquí fue realizado con ese concepto”, enfatizó.
El factor tiempo
Para llevar un trabajo netamente agroecológico en la chacra, el factor tiempo es fundamental, ya que se trata en todo momento de observar, analizar y aplicar herramientas y saberes para proteger el suelo.
En general, las chacras que se dedican a estas buenas prácticas de producción, están orientadas a ofrecer un producto selecto para un grupo selecto. En el caso de Fernando, la chacra está orientada a los turistas que llegan con una visión distinta de la vida.
Se confía que, a futuro, la necesidad de alimentarse sano y llevar una vida saludable no sea la novedad, sino la regla.