
Luego de los fiscales, fue el turno de Eduardo Paredes, defensor de Jorge Antonio Heijo y Carlos Antonio Gómez. El primero está acusado de “omisión de denuncia de torturas e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. El segundo por “tortura seguida de muerte”.
En su alegato el primer pedido que realizó al Tribunal fue que en caso de condena sus defendidos no sean puestos en prisión hasta tanto la sentencia quede firme. Luego, refirió a que en la acusación se señalaba que las lesiones se produjeron al momento de la detención de Hugo Wasyluk.
“Esa imputación ya fue descartada por el juez Alarcón en el 2011”, afirmó. Referido a esto, leyó unas líneas de una foja del expediente que era proyectado en pantalla e indicó: “Se encuentra descartado que las lesiones que produjeron el deceso de Hugo Miguel Wasyluk, hayan sido producto del momento de su detención. Las lesiones que tuvo cuando lo detuvieron no se condicen con las que produjeron el desenlace fatal. Desde el momento del requerimiento esto no fue materia de imputación”, subrayó Paredes.
Prosiguió y afirmó que las acusaciones contra sus defendidos se basaron en hipótesis construidas en base a testimonios. Habló de lo que relató Ana Wasyluk, quien dijo haber visto cuando tiraban a su hermano desde la camioneta arriba de una piedra. También que Neris, el detenido de la comisaría de Villa Bonita, había dicho que vio cuando los policías golpeaban a Hugo. Para fundamentar esto se basó en un croquis donde señaló el lugar donde estacionaba el móvil policial, referido a donde se encontraba Ana Wasyluk, como así también el sitio que ocupa la celda de la seccional y la imposibilidad que desde allí se perciba alguna golpiza.
También se refirió al remisero Orbalino Lemes, quien afirmó no haber visto a Hugo en la seccional ni en la camioneta. Para contrastar esto leyó parte de la declaración de Ana donde ella afirmó “a mí me contó el remisero que a mi hermano lo tiraban contra esos cascotes y luego lo volvían a subir a la camioneta”.
Subrayó que “el médico policial y el forense deben trabajar juntos y en este caso no fue así. Se volcó la historia de la policía y la tortura. Y policía y tortura pegan” (coinciden), dijo Paredes.
Pidió la absolución “libre y total” de los defendidos y la nulidad de la acusación de la fiscalía por no darse el principio de congruencia.
Marcelo Carísimo
Seguidamente fue el turno de Marcelo Carísimo, defensor de Ricardo Javier Rodríguez (acusado de tortura seguida de muerte) y Wilson Ricardo González (omisión de denuncia e incumplimiento de los deberes de funcionario público).
En el comienzo de su argumentación dijo que su defendido Rodríguez “nunca puso ni un solo dedo” sobre Wasyluk. “Sólo lo tomó de los pies” para sujetarlo. Acerca de González, cuestionó que se le haya agravado la acusación.
“Los cuerpos hablan” y exhibió una foto del torso de Wasyluk, en la cual señaló algunas marcas pero que no se condecían con la forma de la parrilla de la camioneta en la que llevaron al detenido.
Luego citó al testigo Eduardo Villarreo, quien lo vio ingresar caminando a Wasyluk en la seccional Primera, señal que “Wasyluk tenía un buen estado de salud. Y el señor Rodríguez en todo el trayecto no lo lesionó”. Por ello pidió debe ser absuelto de la imputación en su contra.
Sobre Gonzáles, sostuvo que no participó de lo que se le imputa y cuestionó la ampliación de la acusación durante el proceso. “Eso carece de congruencia, porque debía haberse hecho desde el principio”. Rechazó los cargos y solicitó la absolución.

Cristina Salguero
Cristina Salguero defensora de Pedro De Mattos, acusado de “tortura seguida de muerte”, dijo que no existía posibilidad de compatibilizar la acusación de la fiscalía con los hechos, puesto que estaba “fundada más en suposiciones que en pruebas”.
Mencionó al testigo Rogelio Gómez, quien señaló la posibilidad que Wasyluk se hubiera caído de un camión, misma hipótesis que había formulado el defensor Paredes minutos antes para explicar cómo podría haberle ocurrido las lesiones.
Se preguntó “¿los vecinos de Wasyluk de Villa Bonita puede ser que no hubieran escuchado más gritos si en realidad ocurría una golpiza?”. Y sobre ellos afirmó que cuando se acercaron al móvil policial para oficiar de testigos, Wasyluk podía haberles pedido ayuda si es que lo golpearon, pero eso no ocurrió.
También puso en contradicción la declaración del testigo Neris, acerca que no podía haber visto la supuesta paliza a Wasyluk desde su celda. Dijo que el único contacto que tuvo De Mattos con Hugo fue el momento de la detención.
Solicitó la “absolución por el beneficio de la duda” y en caso de condena, rechazar lo pedido por la querella y la fiscalía acerca de la detención de su defendido, hasta tanto quedara firme la sentencia.
Millán Barredo
El abogado Javier Millán Barredo en representación de Miguel Ángel Espíndola, Hugo Ariel Basaraba, Carlos Ariel Lentini, Andrea Roxana Harasimezuk, Alejandro Fabián Núñez, Luis Alberto Silva, Gustavo Javier Fontana y José Orlando Morales (todos por incumplimiento de los deberes de funcionario público), cerró los alegatos de las defensas.
Dijo que durante el tiempo de su detención “Hugo Wasyluk no pidió ir al médico. Esto es algo que el Tribunal debe considerar”, destacó.
Sostuvo que sus defendidos “no sabían de la real situación del detenido”… “no se les puede exigir que tuvieran una determinada conducta cuando no sabían que las lesiones que tenía Wasyluk eran fatales. Estas no eran visibles a simple vista. Son policías no adivinos”.
Cuestionó que se había roto el principio de congruencia, puesto que en la etapa de instrucción a todos les habían dictado la falta de mérito por “abandono de persona”. Pidió la absolución de todos por “error exculpante”.
“No sabían nada de lo que pasaba con el detenido, todos confiaron en el certificado médico” y reiteró que las lesiones de Wasyluk eran internas e invisibles, con lo cual incluyó al médico José Morales.
Cuarto intermedio
Los magistrados de Oberá llamaron a un cuarto intermedio hasta el próximo martes 14, donde se les dará a los imputados la posibilidad de emitir las últimas palabras antes que se retiren a deliberar la sentencia.