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Por Gisela Fernández
Los 32 adolescentes presos en la Unidad IV Correccional de Menores de Posadas están procesados. Tienen entre 16 y 21 años y la mayoría entró por robar, algunos agravado por el uso de armas. También hay procesados por abuso sexual y homicidio.
El 15% de ellos -según marca la estadística del último año y medio- volverá a delinquir y a perder la libertad. Pero para el 85% restante su paso por la cárcel de menores les dará una segunda oportunidad. ¿Realmente es esto posible?
PRIMERA EDICIÓN visitó la Unidad IV de Menores para conocer la rutina de los internos y qué hace esta institución carcelaria para tratar que estos jóvenes cambien el rumbo de sus vidas.
“Creemos que la reincidencia es menor aquí que en las unidades penitenciarias para adultos porque la principal problemática del adolescente es la falta de contención familiar y, al ingresar al correccional, cuentan con un equipo profesional que trata de guiarlos, contenerlos y darles nuevas metas, valores y buenas costumbres y oficios para que puedan salir con otra perspectiva de vida. Con los adultos es mucho más difícil la reinserción social”, reflexionó el director de la institución, alcaide auxiliar Héctor Raúl Morínigo.
El 30% tiene problemas con las drogas
Tres de cada diez internos menores que ingresan a la cárcel tienen consumos problemáticos, “vemos adicciones de todo tipo, pastillas, pedra, paco, crack, generalmente mezclado con alcohol”, contó la subdirectora de la Unidad IV, alcaide auxiliar Patricia Bustamante.
Durante su tiempo en la cárcel no sólo pasan por el temido proceso de desintoxicación sino también cuentan con un equipo profesional que integran el Área de Asistencia Terapéutica para las Adicciones (AATA), único en Zona Capital, que los contienen, asisten y guían en el tratamiento para superar sus adicciones y también prevenir esta problemática a través de diversos talleres de labor-terapia.
“El tratamiento tiene cinco etapas, comienza con la etapa de admisión y el avance en las siguientes cuatro dependerá del progreso de cada interno… algunos desisten, se niegan a seguir el tratamiento individual; y sólo siguen en los trabajos grupales del área terapéutica. El correccional cuenta además con un área psicopedagógica judicial que se ocupa de los conocimientos asistemáticos del interno, y un área psicopedagógica escolar abocada el conocimiento sistematizado”, indicó.
No es nada fácil y no hay éxito asegurado. Generalmente, los que reinciden son los que vuelven a las drogas. “Siempre reingresan los mismos, tenemos un interno que ya volvió seis veces, por eso coordinamos con la Fundación Reto para que fuera admitido en Aristóbulo del Valle. La primera vez que entró tenía 16 años y ahora está con 20”, contó Bustamante.
Los jóvenes no sólo pueden acceder a un equipo interdisciplinario para afrontar sus adiciones, también los ayudan a resignificar sus propias historias de vida y los problemas familiares que arrastran.
El vínculo con sus familias
Los vínculos con “los de afuera” quedan visibilizados durante los horarios de visitas que se hacen de lunes a lunes (de 8 a 12 de lunes a viernes y de 8 a 15 los domingos), “a algunos de los chicos no los visita nadie, pese a que sabemos que tienen familia; otros prácticamente se criaron solos; pero la mayoría recibe la visita de sus madres que son las que más vienen”, precisó el director de la institución.
Además, indicó que “también hay que tener en cuenta que 15 de los 32 chicos son del interior por lo que sus familias tienen que viajar para verlos, por lo que no los visitan frecuentemente”. No obstante, para que no piensen en cosas negativas, “les proponemos actividades desde las 8 de la mañana hasta las 22”, señaló.
El 15% entra sin saber leer ni escribir
Según precisó Morínigo, 5 de los 32 internos que hoy están en esta Unidad Correccional eran analfabetos cuando entraron, nunca habían ido a la escuela. En tanto, 17 no habían terminado la escuela primaria y 10 abandonaron la secundaria.
Todos ellos iniciaron o retomaron su educación dentro de la cárcel: “una maestra particular está encargada de los que no saben leer ni escribir”. El resto retomó la educación obligatoria en la Escuela Especial Carcelaria Nº 21 que funciona allí mismo.
“Lógicamente, ninguno de los jóvenes ingresa con certificado de escolaridad por lo que nos contactamos con las familias y con las escuelas donde fueron alumnos en algún momento para saber hasta qué instancia llegaron. Recién entonces, se les hace una admisión en alfabetización, primaria o secundaria, según corresponda”, detalló la subdirectora.
Terapéuticos y de oficio
Ir a la escuela es obligatorio y los internos lo hacen por la tarde. Además, tienen educación física de lunes a viernes. Por la mañana, de 9 a 11, cuentan con un abanico de opciones voluntarias que dependen de sus intereses: taller de electricidad domiciliaria, taller de panadería, taller de fideería, taller de fabricación de ladrillos block y el taller de músico terapia.
Este último, dependiente del área de Educación y Cultural del SPP y coordinado por el psicólogo Cristian Sáes, es el más popular de todos. En este espacio, los internos aprenden a tocar teclado, batería electrónica, guitarra, bajo eléctrico y distintos instrumentos de percusión como el bongó y la caja peruana. También hay un espacio para la composición musical y la improvisación.
“Este taller lo comenzamos en este correccional y tuvimos tan buenos resultados que comenzamos a replicarlo en otras unidades. Con los internos de la IV hemos participado de varios festivales y eventos para mostrar todo lo que fueron aprendiendo en el año”, contó Sáes quien destacó que la música funciona no sólo como herramienta recreativa, sino que también promueve la estimulación cognitiva, la concentración y la memoria, la creatividad y promueve valores como el compañerismo y el trabajo en equipo, además de ser muy valiosa para el manejo de las emociones. Los géneros musicales más elegidos son la cumbia, el rock nacional, baladas y folclore.
Demanda de libros
El nivel de adhesión a los talleres es muy alta. También cuentan con la visita de la Biblioteca Móvil del Parque del Conocimiento y, según contaron las autoridades del correccional, “los libros de ficción, historietas y de autoayuda son los más buscados por los internos, prácticamente no queda ninguno sin leer de nuestra biblioteca por lo que la valija viajera, con libros que se renuevan mensualmente, es muy valorada. El libro es un buen compañero y todavía más cuando son sancionados por mal comportamiento”.
Libertad de culto
“Tenemos libertad de cultos, pueden venir todas las iglesias. Esta semana estuvieron referentes de la Iglesia Universal que desayunaron con los internos, les trajeron biblias e hicieron un campeonato de fútbol. La iglesia Evangélica y la Católica tienen días fijos de visita, los martes viene el pastor del Servicio Penitenciario y los viernes el capellán del Servicio Penitenciario.
El impacto social de los talleres
El trabajo en los talleres no sólo les permite aprender distintos oficios sino también colaborar con otras personas e instituciones. Los ladrillos block, por ejemplo, se destinarán a la construcción de un aula para la Escuela 835. “También analizamos la posibilidad de poner los ladrillos a la venta del público y, sobre todo, usarlos en el mantenimiento de nuestro edificio”, indicó la subdirectora Bustamante.
En tanto, los panes que se producen en el taller de panadería abastecen a la población penal, seis comisarías incluida la general que tiene nueve seccionales y a la sección traslados de internos. Por mes, se producen unos 1.000 kilos de galletas. También el taller de fideería produce alrededor de 1.000 kilos mensuales de fideos guiseros, soperos y tallarines (además de tapas de pascualina, empanadas y de pastelitos) que se destinan al autoconsumo en el correccional de menores y también se suministra para otras cinco Unidades Penales: la VI, V, VIII, II, y la I de El Loreto.
“Estamos haciendo lazos con instituciones de afuera para tratar de poner la producción de la unidad al mercado, la idea es que los internos puedan tener un pago por su trabajo. Con este objetivo, ahora estamos organizando una feria navideña donde se ofrecerá panes dulces y budines”, anticiparon.