El éxodo de los jóvenes desde las chacras a las ciudades en busca de oportunidades es la situación que se está tratando de revertir con normativas que promuevan mejores condiciones de vida para que los hijos de los colonos vuelvan a producir la tierra.
Desde el Sindicato Único de Obreros Rurales (SUOR), Ana Cubilla habló con PRIMERA EDICIÓN sobre las condiciones de vida y laborales de los peones rurales, tras hacerse público el caso de explotación laboral que se investiga en Pueblo Illia, a partir de la denuncia pública de los propios trabajadores, y donde una salida para poner fin a casos parecidos es que los peones rurales tengan tierra para la agricultura.
“El campo está deshabitado y necesitamos gente que lo trabaje, los hijos de los productores se van y la mayoría no regresa porque si lo hacen, o viven mal de lo que producen o tienen que aceptar condiciones de explotación laboral. Creemos que si se generan buenas oportunidades para ellos van a querer volver”, sintetizó Cubilla sobre el proyecto en estudio en el Congreso.
“Muchos de los que se fueron ya no tienen interés en volver y cuando sus padres fallecen lo primero que hacen es vender al que está concentrando la tierra”, lamentó.
Cubilla se refirió también a las miles de familias misioneras que, empujadas por la necesidad, van a emplearse donde los explotan. “Abundan los casos como el denunciado en Pueblo Illia, y eso es algo que todo el mundo sabe, pero no se denuncia y la cosa sigue como si nada hasta que salta, pero después al tiempo se olvidan y como todo queda en la nada, se sigue repitiendo”, opinó.
“En el país hay dos millones de trabajadores rurales y no trabajan precisamente en las mejores condiciones, como todos saben, somos el eslabón más débil de la cadena. Tanto así, que ni siquiera un salario mínimo tenemos, cobramos lo que el patrón nos quiere dar”, dijo.
Deslizó que “en Misiones, dicen que hay 8.500 tareferos, pero nunca se podrían cosechar 950 millones de kilos por año con esta cantidad de obreros, porque no les alcanzan las manos ni el tiempo aunque trabajen 24 horas sin descanso un año entero. Por lo tanto hay un altísimo número que no se registra en ningún lado y que, para nuestro sindicato, se acerca a los 25 mil tareferos”.
La dirigente pidió que la agenda política actual, además de girar en torno a la producción, también contemple a los peones rurales en la base de la pirámide.