Una vez más Rusia y su “todopoderoso” Vladimir Putin ponen en riesgo la estabilidad mundial. Y otra vez, la víctima es Ucrania, un país que desde 1991, cuando declaro su independencia, viene construyendo su futuro mirando Europa.
Se puede revisar la historia y en cada capítulo ya sea en los tiempos de los zares o de los bolcheviques, Rusia o la mal denominada “Unión” Soviética, se puede observar el “deseo permanente” de tener a Ucrania bajo su dominio.
Si bien, la fuerza militar pudo lograr someterla por muchos años, el pueblo ucraniano ha sabido y por generaciones, mantener su espíritu y de diversas maneras construir en cada hogar, en cada aldea, en cada pueblo o gran ciudad el sentimiento nacional y la esperanza de conseguir su libertad. Obviamente el costo fue muy alto, miles de ucranianos murieron en los campos de concentración en la lejana Siberia.
No conformes con la persecución de los bolcheviques, la misma Rusia planificó desde Moscú la mayor hambruna que conoce la humanidad. La misma que dejó sin alimento a millones de personas en Ucrania. Sin dudas un genocidio, el Holodomor y sus 10 millones de víctimas, gran parte de ellos niños.
En la misma línea, durante decenios intentó destruir su cultura, su historia, su idioma, apropiándose incluso de ilustres personalidades ucranianas que le dieron un valioso aporte a la humanidad en diferentes campos.
Allí la “resistencia” fue mayor, en las escuelas, universidades, en la política, en las artes, pudieron hacerlo, pero en el hogar, alma de la sociedad, permaneció intacta. ¡Allí estaba Ucrania y su gente, con su idioma, sus costumbres, su historia, su identidad!
Pasaron 30 años de la independencia, no hubo uno solo, sin que la denominada “madre Rusia” no intentara socavar los cimientos del nuevo estado. Si hasta logró convencer a un presidente de traicionar a su pueblo, pero el pueblo reaccionó y lo terminó despojando del poder.
Hace un tiempo, Crimea, luego el apoyo a los pseudo separatistas del “Donbás”, con el saldo de 14 mil ucranianos muertos, antes el gasoducto, después el costo del gas, y otras cientos de presiones sobre Ucrania, cada una de ellas con una excusa diferente.
Hoy miles de efectivos del ejército Ruso están desplegados en la frontera con Ucrania en actitud desafiante, ya no solo con Ucrania, sino poniendo en guardia a occidente que esta vez observa con atención las verdaderas intenciones de Putin.
No se trata de estar del lado del más débil, se trata de poner en evidencia a un sistema que se repite a lo largo de la historia por siglos. Solo cambió de nombres, de zares, bolcheviques, perestroika, glasnot o Putin, la idea es siempre la misma.
El mundo mira con atención, los líderes de los países más influyentes se pronunciaron, Rusia esta vez no puede salirse con la suya, esta vez, Ucrania no está sola. Dios no permita se derrame una sola gota de sangre y que el pueblo ucraniano siga transitando el camino que ellos mismo diseñaron.
Jorge Balanda – Periodista – dirigente comunidad de descendientes ucranios en Argentina.