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El conductor que el pasado lunes 6 de diciembre embistió a un joven en la ruta nacional 14 jurisdicción de San Vicente, permanece detenido luego que fuera indagado por el juez de instrucción 3 Gerardo Casco. Además del hecho que acabó con la vida de Ezequiel Ferreira Durán (23), lo acusan de haber abandonado la escena y de no prestarle ayuda.
Dos días después del siniestro, el joven se presentó en el juzgado en compañía de un abogado, donde manifestó que él era la persona que buscaban por el hecho y se iba poner a disposición judicial. Seguidamente ordenaron que fuera detenido, mientras aguardaban que se completaran los informes policiales respecto a las circunstancias del caso y la investigación que permitió hallar el vehículo involucrado.
Con todos los elementos de prueba iniciales en su poder, el magistrado tomó declaración indagatoria al sospechoso. Este manifestó que se había dormido al volante y se despertó luego de escuchar y sentir un fuerte golpe en su automóvil. Adujo haber creído que se había salido de la ruta y en ese desplazamiento haber impactado contra una señalización vial. Señaló que en ese momento nunca supo que había chocado a una persona y por eso continuó camino.
Tras su declaración le fue informado que inicialmente iba ser investigado por los delitos de “homicidio en accidente de tránsito y abandono de persona” y que iba a continuar alojado en una seccional de San Vicente. Luego el abogado presentó un escrito en el que solicitaba el cambio de carátula, en el cual pedía excluir el delito de abandono de persona, basado en la declaración de su defendido.
Muerte y búsqueda
Diez minutos después de la medianoche del lunes 6, un testigo llamaba a la policía para alertar que en el kilómetro 987 de la ruta nacional 14 había una persona tirada en la banquina. Al llegar constataron el deceso de quien fue identificado como Ezequiel Nicolás Ferreira Durán.
Sobre el asfalto hallaron restos plásticos, por lo que desde un principio se investigó el caso como un atropellamiento cuyo conductor se dio a la fuga. Las partes de un guardabarro fueron claves para saber que el automóvil era de color negro y presuntamente se trataba de un Volkswagen Gol.
Los investigadores de la UR-VIII comenzaron la búsqueda y supieron que en un taller de chapa y pintura se encontraba un Ford Ka de color negro, que tenía roturas en su parte delantera y podía ser el que la policía buscaba. En diálogo con el dueño del lugar dijo que lo había encontrado estacionado frente al taller y posteriormente un joven se contactó telefónicamente para pedirle que lo reparara y que en la semana pasaría a retirarlo. Esto fue informado al juzgado y luego el magistrado y un secretario judicial junto a la policía, compararon el plástico roto hallado en la ruta y confirmaron que coincidía con la parte faltante en el guardabarro delantero del Ford. Toda esta situación trascendió a los medios y según dijo el joven, al ver que era su vehículo decidió presentarse espontáneamente ante la Justicia.