
Un hombre de 33 años y oriundo de la localidad misionera de San Pedro acordó en el marco de un juicio abreviado una pena de 5 años y 6 meses de prisión por “tráfico de estupefacientes en su modalidad de tenencia con fines de comercialización, tenencia ilegítima de arma de guerra y de uso civil y resistencia a la autoridad”.
En su momento el acusado fue condenado a 15 años de prisión por un homicidio perpetrado en 2012, que sin embargo fue apelado por su defensa y tras comprobarse su inocencia fue absuelto en marzo de 2019. Es decir que estuvo siete años tras las rejas por un crimen que no cometió. Tras salir de la cárcel, apenas unos cinco meses después, fue detenido en un búnker narco que desbarató la policía en la localidad bonaerense de González Catán, siendo juzgado y condenado posteriormente por integrar una organización delictiva dedicada a la venta de estupefacientes. El “misionero”, como lo identificó la policía en su investigación, fue uno de los que intentó escapar a los tiros, pero fue capturado cerca de un arroyo.
En base a los datos colectados por este Diario, se pudo reconstruir parte del prontuario de este hombre, que se inició la noche del 24 de octubre de 2012, cuando lo acusaron de ser taxi boy y de asesinar a un cliente.
La víctima fue Arnaldo Higinio Ríos, quien residía en el barrio porteño de La Recoleta. Al misionero, quien en ese entonces tenía 24 años, la Justicia lo acusó de “haberle provocado, con al menos la colaboración de una persona más, la muerte a Ríos” en el interior del domicilio de la víctima, en Jean Jaures 1198. Arnaldo Ríos, de 48 años, vivía solo y trabajaba como docente de Historia. “Aprovechando el conocimiento previo que existía entre él y el difunto, logró acceder a su vivienda, y una vez en el interior del lugar, habría mantenido relaciones sexuales con el nombrado, para luego atarlo de pies y manos y provocarle diversas heridas de arma blanca en su cuello, lo que en definitiva provocara su deceso”, precisó parte del procesamiento que le dictaron.
El acusado fue identificado por la ubicación de la celdas donde operaran tanto su teléfono celular como el de Ríos.
En 2016 el Tribunal Oral en lo Criminal 27, condenó al joven por “homicidio simple en concurso real con hurto simple, a la pena de 15 años de prisión”. Contra esa decisión, la defensa particular apeló y pudo comprobarse que los elementos de prueba en su contra eran insuficientes, por lo que en marzo de 2019 la Sala III de la Cámara Nacional de Casación Criminal y Correccional de la Capital Federal, lo absolvió.
Sin embargo, cinco meses después, el joven volvería a estar en la mira de la Justicia, esta vez, por narcotráfico.
Búnker custodiado
El 19 de septiembre de 2019, alrededor de las 16, tras varios meses de investigación, la policía ingresó a un predio ubicado en el barrio Los Ceibos, que se emplaza a la altura del kilómetro 32 de la localidad de González Catán, partido de La Matanza, provincia de Buenos Aires.
Al ir avanzando los efectivos se encontraron que el lugar estaba a orillas del arroyo Morales. Ahí montaron un búnker de venta (bastante masiva) controlada, por un perímetro de 400/500 metros de un anillo de “Soldaditos” fuertemente armados, con pistolas y armas largas.
Además, identificaron la presencia de colaboradores que se desempeñaban como “satélites”, quienes se dedicaban a advertir la posible presencia de efectivos policiales, como también a proteger la zona. Así las cosas, los efectivos policiales, luego de dividirse en tres grupos para lograr una mayor cobertura y efectuar un operativo cerrojo, ingresaron al lugar en forma simultánea. En ese momento, las personas que habían sido vistas previamente, al advertir la presencia policial emprendieron la fuga a pie -en sentido hacia el arroyo, efectuando disparos de armas de fuego en diferentes sentidos. Entre los que escapaban se hallaba “el misionero”, quien fue reducido y arrestado.
Recientemente el hombre ya de 33 años, decidió por consejo de su defensa abreviar el juicio por la causa narco, recibiendo una pena de cinco años y medio de prisión.