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Edgardo “Gato” Rodríguez y Martha Horrisberger caminan a la par desde hace muchos años. Primero como novios, después como matrimonio, como padres junto a sus hijas Lara y Juliana, y ahora como entrenador y mánager de Centro de Cazadores y de la Selección de Misiones. Aunque, más que entrenador y mánager como padres de todas las chicas del rugby juvenil, que los adoran.
Este año que está a punto de finalizar fue, sin dudas, un gran año en lo que a lo deportivo se refiere, teniendo en cuenta que lograron levantar la Copa de Plata en el Nacional de Clubes con Centro de Cazadores, primero, y luego coronaron con la obtención de la Copa de Oro en el Seven de la República con el Seleccionado de la Unión de Rugby de Misiones (URuMi).
En diálogo con EL DEPORTIVO, ambos expresaron lo que significó la experiencia que vivieron juntos con las chicas de Centro y de la Selección, como así también cómo comenzó esta nuevo desafío juntos.
“Estamos muy felices por todo lo que nos tocó vivir, fue una gran experiencia la que compartimos” expresó Martha, al tiempo que “Gato” comentó: “La verdad que tuvimos un año espectacular en lo deportivo, pero sobre todo en la parte humana, porque formamos un grupo muy lindo en lo que se refiere al rugby femenino, tanto acá en el club, Centro de Cazadores, como en el Seleccionado“.
“Tuvimos muchos viajes, tanto dentro de la provincia como para ir a jugar nacionales, y eso nos fortaleció mucho. Pudimos traer la Copa de Plata del Nacional de Clubes y la de Oro del Seven de la República, llevando a lo más alto de plano nacional el nombre de nuestro querido club y de nuestra Unión, representando a la provincia”, continuó Rodríguez.
El “Gato” desde hace tiempo está en el rugby, pero para Martha esta fue su primera gran experiencia dentro del deporte de la ovalada. Y lo resumió así: “Primero fue por una cuestión de mis hijas, comencé por ellas. Fue todo imprevisto, nada preparado, fue una invitación a un viaje y ahí me encontré con que necesitábamos tener más de un mánager en el club, así que me sumé con mi inexperiencia, pero comencé a conocer gente hermosa, como las mánagers de CAPRI que me ayudaron un montón, gente de la URNE que me dio una mano y a los que hoy puede llamar amigos después de tantos encuentros y tiempo compartido. Poco a poco fui aprendiendo la tarea del mánager hasta llegar a la Unión y vivir todo lo que vivimos. Muy feliz por todo y con mucho que aprender todavía”.
Siempre unidos
Al ser consultado sobre si costó convencer a Martha para que se sume al desafío, “Gato”, que la conoce más que nadie, sostuvo: “Todo lo que proyecto, ya sea en la parte deportiva o hasta en la vida política, siempre lo hago pensando en la familia y con la familia. Y en esto, Marthita sin invitación siempre está al pie del cañón. Bueno y ahora quedó demostrado. Primero ponía un pie nomás en el plato, ella siempre estaba, sabía que la mirabas y resolvía, pero ahora con Michel (Seró) la convencimos para que ponga los dos pies en el plato (risas) y te puedo decir que es realmente una mánager tremenda“.
“En las concentraciones que hicimos acá, con las chicas de la provincia, decían que venían y se sentían como jugadoras de élite, porque ellas sólo se preocupaban por entrenar, porque sabían que todo el resto estaba. Y es un trabajo silencioso y muy necesario, que muchas veces no se ve, pero tiene que estar en todos los detalles, y Marthita con su forma de ser lo hizo de la mejor manera“, agregó.
Y continuó: “Sobre todo en la parte anímica de las chicas, darle el acompañamiento necesario, ya que muchas venían del interior, son juveniles, por ahí se sienten solas al estar lejos de sus padres, y ella les dio esa contención que fue muy importante para todo el proyecto. Y acá en el club ni que hablar, por algo todas le dicen mamá. Somos una familia que desde que nos levantamos y hasta que nos acostamos hablamos de rugby y somos muy felices haciendo esto”.
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Un cambio profundo
Martha siempre estuvo identificada con el hockey. Es más, fue jugadora de CAPRI, pero el amor de la familia la llevó a cambiarse de vereda.
Sobre esa experiencia confió: “Intenté que mis hijas también hagan lo mismo que yo, lo que me gustaba, pero Dios mío, no hubo caso (risas). Fue muy grande el cambio cuando me dijeron que querían jugar al rugby, la verdad que no me lo esperaba, pero bueno todo por la familia. Tratar de caminar junto a ellas, porque con él ya veníamos juntos aunque solamente lo acompañaba. Ahora es distinto, porque trabajamos juntos y estamos todos en familia, así que bienvenido el rugby en mi vida”.
Sobre lo que significó para ella todo este cambio, Martha afirmó: “En lo personal fue muy difícil porque influyó mucho la partida del papá de Gato (NdelaR: Don Julián Rodríguez falleció hace muy poco) y fue así que nos dedicamos un poco más a esto, buscamos en el rugby esa contención que nos supo dar. Volcamos todo, tiempo, la cabeza, la familia, todo. Los resultados fueron muy positivos, pero siempre con esa gota de angustia adentro. No nos fue fácil, pero bueno, esto es lo que amamos, es nuestro estilo de vida”.
Sin dudas que al rugby misionero le hace muy bien tener a gente como Gato y Martha, muy comprometidos en lo que hacen y con un gran grado de profesionalidad. Comparten la vida, el amor y la misma pasión.