
La Pastoral de Adicciones de la Diócesis Oberá concluyó un año de labor intenso pensando en la continuidad de la atención ante una problemática que sigue haciendo estragos en la sociedad.
“Fue un año muy arduo en el que se incorporaron muchos pacientes. Cerramos con 790 historias clínicas, siempre en aumento, es una constante”, afirmó el titular del grupo, José Fabio, quien anticipó que el Centro Oasis de Misericordia, donde funciona la Pastoral seguirá con las puertas abiertas.
“Hay mucho por hacer y como las adicciones no se toman vacaciones, este lugar tampoco. Los profesionales van a estar, así que el que tenga algún problema siempre contará con alguien para atenderlo”, destacó el referente de la Pastoral de Adicciones de esta localidad.
Una obra muy esperada
Rumbo a cumplir dos décadas de espera, la Zona Centro aguarda que este año finalmente se concrete la construcción de un Centro de Rehabilitación con internación, obra prometida por el Estado provincial. Además es fundamental el abordaje en conjunto, aunar esfuerzos, indicó Fabio.
“Algunas instituciones todavía no articulan la tarea con nosotros o no saben que podemos asistirlas. También hay otra realidad que es la imposibilidad de que casos agudos puedan ser internados. Sigue siendo una necesidad, como cuando empezamos. Se licitó una obra para un centro de atención, pero sin camas, entonces si sale no va a cumplir el rol que la sociedad está necesitando. Está la decisión política de revertir ese proceso y que Oberá pueda tener internación, para una real rehabilitación. Estamos hace seis años y empezamos con ese problema, ojalá se cumpla en esta oportunidad”, remarcó.
Desde la Pastoral reconocieron el apoyo que recibe de diferentes instituciones.
“Agradecemos la relación que tenemos con el Municipio de Oberá, que invierte en el pago de una profesional en psicología y los medicamentos que requieren los pacientes. También al Ministerio de Adicciones por los programas que nos llegan, algunas comodidades que nos dieron en el Oasis de Misericordia y la contratación de personal. La Iglesia Luterana que nos facilita una licenciada en Psicología. Al Ministerio de Salud que inició todo este proceso. A la empresa local Las Treinta que todos los meses colabora con un sueldo vital y móvil para que podamos funcionar”, detalló.
Voluntariado
Los voluntarios ejercitan no sólo su vocación de servicio, sino también la capacidad de no bajar los brazos en la desigual lucha.
“El voluntariado se mantiene, somos pocos pero estamos. Hay momentos lindos, hay otros preocupantes y los más feos, cuando recaen nuestros pacientes. Es desgastante y a veces frustrante, sobre todo cuando le ponemos toda la pila en acompañar un proceso y a veces no se da. Se requiere un carisma especial, ya que trabajamos desde la cercanía, desde el abrazo y desde la contención. Nada de crítica y censura a nada ni nadie, sólo damos nuestro corazón al doliente. Queremos que sientan que aparte de ser un servicio gratuito, es un servicio de amor. Es una tarea a largo plazo, vemos que crece el número de personas que sufren, por ahí con picos sobre todo en estas fechas. Se trata de una enfermedad crónica, casi incurable, sólo por hoy se puede dejar. Algunos pueden ir alejándose, otros recaen, pero estamos para asistirlos y acompañarlos”, subrayó José Fabio.