Clare Hollingworth, la corresponsal de guerra británica que dio la primicia sobre la invasión nazi en Polonia que provocó el inicio de la Segunda Guerra Mundial, falleció hace exactamente un lustro, el 10 de enero de 2017, en Hong Kong, tres meses después de cumplir los 105 años.
Hollingworth dio la noticia del estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939 al diario The Daily Telegraph, cuando contaba con 27 años. En aquel momento, el rotativo ni siquiera firmó la nota enviada por la joven corresponsal.
Sin embargo, este suceso definió la carrera periodística de Hollingworth, quien trabajaría como corresponsal en el extranjero durante más de medio siglo, cubriendo conflictos en Europa, el norte de África y Asia.
Parte de sus vivencias en zonas de conflicto quedaron recogidas en cinco libros que narran asuntos que van desde el comienzo de la Segunda Guerra Mundial hasta la relación del mundo árabe con Occidente o los conflictos del líder chino Mao Zedong con sus opositores.
La exclusiva la catapultó
De acuerdo a una biografía sobre la periodista publicada por su sobrino Patrick Garrett, el inicio de la Segunda Guerra Mundial sorprendió a Hollingworth en Polonia, desde donde se encargaba, desde una organización benéfica, de la evacuación de más de 3.500 refugiados políticos y judíos al Reino Unido.
Esto hizo que los periódicos del Reino Unido le otorgaran el sobrenombre de la “Pimpinela Escarlata”, en recuerdo del caballero británico protagonista de la novela del mismo título que se dedica a salvar a muchos condenados a la guillotina durante la época de la Revolución francesa.
Una semana después de haber sido contratada como corresponsal de guerra para el Telegraph, se desplazó a la frontera polaco-alemana en Katowice, donde en la madrugada del 1 de septiembre de 1939 el sonido de tanques pasando bajo su ventana despertó a la periodista, quien se apresuró a llamar a la redacción y a las Oficinas de Relaciones Exteriores británicas y polacas para dar la primicia.
Tuvo que sacar el auricular del teléfono fuera de la ventana para que sus compañeros en la redacción creyeran su relato al oír por sí mismos el sonido ambiente provocado por la invasión nazi.
Su vocación por la cobertura de conflictos bélicos provocó que comenzara a trabajar para la revista estadounidense Time después de que el general británico Bernard Law Montgomery prohibiese la presencia de corresponsales femeninas británicas en el frente en Egipto durante la guerra en el norte de África en 1942.
Nacida en 1911 en una granja de Leicester, en el centro de Inglaterra, Hollingworth residió en Hong Kong durante sus últimas cuatro décadas después de trabajar en Pekín como corresponsal durante la década de 1970.
Hollingworth pasó sus últimos años aquejada de problemas de visión, con una movilidad muy limitada y alteraciones de la percepción de la realidad, debido a su avanzada edad. De hecho, aún esperaba en sus días finales una llamada telefónica en la que se le comunicara su siguiente cobertura. Por este motivo, siempre se aseguró de tener el pasaporte en regla hasta la misma fecha de su muerte.
En una entrevista con The Telegraph en 2011, aseguró que siempre “disfrutaba” cuando se implicaba en la cobertura de una guerra. El encargado de trasladar esta pasión a la veterana reportera fue su padre, que de niña le llevaba a hacer excursiones a campos de batalla célebres durante las vacaciones.
“Cuando era muy pequeña, durante la I Guerra Mundial, siempre escuchaba a la gente hablar sobre batallas, y me interesé extremadamente por las guerras”, dijo entonces a ese periódico. También añadió que no se consideraba “valiente”.
Hollingworth estuvo casada dos veces; pero no tuvo hijos para poder dedicar todo su tiempo a su trabajo.